Nº 40 SEGUNDO SEMESTRE – 2011 | En un mundo tan mediático como el actual, aquel que no sale en la foto no existe. Es una realidad, aunque no nos guste. Sólo parece tener valor aquello que recoge la prensa, para bien o para mal. Eso no quiere decir que las cosas que se hacen bien no tengan que destacarse y darse a conocer al público a través de los medios.
Siguiendo esa línea argumental, el Ilustre Colegio de Geólogos (ICOG) contrató desde hace dos años a Europa Press Comunicación para que fuera su Gabinete de Prensa. Desde ese momento, la presencia de noticias del ICOG ha aumentado considerablemente. Es habitual que muchos políticos o autoridades institucionales nos comenten que “los geólogos estáis en todas partes”. Eso es señal de que nos hacemos muy visibles, una obligación institucional que tenemos que realizar.
Nosotros no ponemos los terremotos ni los volcanes, lo único que hacemos es transmitir a la población lo que son los riesgos y cómo habría que gestionarlos, porque sobre eso también habría mucho que hablar.
Durante el año 2011, el ICOG ha conseguido 1.973 impactos en prensa escrita, radio y televisión, relacionados principalmente con los terremotos de Japón y Lorca y con la erupción volcánica submarina de El Hierro. Es momento de mencionar el desastre del terremoto de Lorca, en el que se puso de manifiesto la dudosa calidad de la edificación del lugar y la falta de planificación urbanística: el hospital principal de la ciudad estaba encima de la falla. Igualmente quedó en entredicho la Norma Sismorresistente y la necesidad de su revisión ante aceleraciones sísmicas no previstas en la zona. Los geólogos tenemos mucho que decir sobre las condiciones geológicas y estructurales de la región murciana, a pesar de que alguien no lo entienda. No somos culpables de la ignorancia de una parte de la población.
De la erupción submarina en la isla de El Hierro, qué quieren que digamos. La gestión de la crisis ha dejado algunas dudas sobre cómo se ha realizado. Reconocemos que no es fácil coordinar una gestión de este tipo, sobre todo si la erupción es submarina y es la primera que se produce en Canarias en tiempos históricos. Pero de ahí a organizar el pequeño caos con desalojos de la población, en ocasiones tal vez inconvenientes, y tener que presenciar el espectáculo público de descalificaciones entre algunos científicos, hay mucho que reflexionar. No hay que pasar por alto las condiciones constructivas y de seguridad que han quedado al descubierto en el famoso túnel de Los Roquillos, que une la capital Valverde con Frontera, evitando la carretera de la cumbre que, además de peligrosa (hay trincheras muy elevadas con peligro de desprendimientos), prolonga el viaje en media hora. La sismicidad en la zona de El Golfo, que llegó hasta magnitudes superiores a 4.0, reveló la vulnerabilidad del túnel, que tuvo que cerrarse al tráfico algunos días. Las claves del túnel se desprendieron en parte e hicieron su aparición las grietas en las paredes. Por si esto era poco, los desprendimientos de la enorme pared rocosa a la salida de la boca sur generaron un ambiente de peligrosidad que se sumó a la potencial erupción que estaba en ciernes en el mar de Las Calmas. Todo un despropósito. Siempre nos encontramos con lo mismo: problemas en la edificación o en las infraestructuras. Habría que revisar muchos aspectos de nuestra cultura constructiva y, sobre todo, de los procesos de control de calidad. El nuevo Gobierno, que ha creado bastantes esperanzas en la gestión futura del país, necesita conocer estas cosas que, periódicamente, crean una gran alarma social pero que pasan por temas secundarios. Parece que sólo cuenta llegar al déficit cero, pero, me pregunto, ¿qué haremos cuando hayamos alcanzado el famoso déficit cero y nos encontremos con 6 millones de parados? ¿Qué política va a rescatar a los miles de titulados superiores que se están marchando porque aquí no hay nadie que haga políticas de empleo? Toda una generación bien formada que se pierde para el desarrollo de España. Antes se marchaban los cerebros, ahora se van también los currantes.
Por último, hay que destacar el fallecimiento de un gran hombre, Isaac Díaz Pardo, un gran hombre cuyo obituario glosa en este número de la revista nuestro colegiado Juan Ramón Vidal Romaní. Díaz Pardo fue un intelectual galleguista que entendió, mejor que muchos políticos, la importancia de la geología en la sociedad actual, principalmente en Galicia, su feudo natal y empresarial. Gracias a él, no se desmanteló el Instituto Xeológico de Laxe en el año 1978, cuando falleció el hijo de Parga Pondal. Alojó el Instituto en la nueva Fábrica de Cerámica de Sargadelos (O Castro), en el municipio de Sada. Por esa labor permanente de apoyo a la geología, el ICOG le distinguió como miembro de honor del Colegio. Muchos Díaz Pardo necesita la geología española.