Foto 1. James T. Kirk (William Shatner) el héroe. Aunque lo parezca, no lleva un rifle de agua.
Foto 1. James T. Kirk (William Shatner) el héroe. Aunque lo parezca, no lleva un rifle de agua.

El espacio, la última frontera… así se daba comienzo a cada uno de los 79 episodios de la serie clásica de televisión Star Trek, emitidos por vez primera entre los años 1967 a 1969 y que han sido repuestos innumerables ocasiones en cadenas televisivas de todo el mundo.

La acción se ambienta en un hipotético siglo XXIII y muestra la infatigable necesidad del ser humano por alcanzar mayores cotas de conocimiento, de descubrir lo desconocido, con una ética y respeto a las otras civilizaciones que evite los efectos nocivos, perniciosos y transculturizadores que ha causado la ambición humana a lo largo de su historia, en muchos pueblos y culturas.

Los protagonistas de la serie son ciudadanos de la Federación Estelar de Planetas, libremente constituida por un conjunto de planetas, entre ellos la Tierra. Frente a ellos se alinean enemigos como el Imperio Klingon, una suerte metafórica del infausto Imperio Soviético con idénticas ambiciones expansionistas, o los misteriosos Romulanos, una especie de Imperio Romano con orejas en punta. La serie original cuenta las peripecias, durante cinco años, de la tripulación de la nave estelar Enterprise, enfrentados a todo tipo de amenazas y retos, conducida por el temerario capitán James Tiberius Kirk (William Shatner) (foto 1), apoyado a su vez por el oficial científico, el vulcaniano señor Spock (Leonard Nimoy, marcado para siempre por las orejas de este personaje) y el refunfuñante oficial médico Bones Mc Coy (DeForest Kelley, un secundario de clásicos del Oeste).

Foto 2. Gene Roddenberry, alma mater del Universo Trek.
Foto 2. Gene Roddenberry, alma mater del Universo Trek.

Esta utopía fue la idea de un grupo de soñadores encabezados por el creador de la serie, Gene Roddenberry (foto 2), muerto en 1991, sin ver que de su legado surgieron, además de “Star Trek, the   Next Generation”, otras series como  “Deep Space Nine”, “Voyager” y, recientemente,  “Enterprise”,  amén de diez películas.

Este artículo quiere ser un recordatorio y un tributo a alguien para quien no existían fronteras ni tabúes y nos permitió llegar adonde el hombre nunca llegó antes.

La geología en la serie  clásica

De los 79 episodios de la serie clásica,   tan sólo siete hacen referencia explícita al mundo de la geología, y más específicamente al de la minería de especies extraterrestres, lógicamente desconocidas en la actualidad.

Foto 3. Un cristal de dilitio, con tres de éstos se mueve una nave.
Foto 3. Un cristal de dilitio, con tres de éstos se mueve una nave.

La navegación espacial es posible  gracias a un combustible que la humanidad tardará siglos en descubrir:  los cristales de un mineral denominado Dilitio (foto 3). Este mineral se explota en minas distribuidas por todo el espacio conocido. Y donde hay minas, hay mineros. En el episodio “Mudd’s women”, las duras condiciones de vida de estos esforzados trabajadores en el planeta  Rigel XII (foto 4), les llevan a solicitar una caravana de mujeres (como en la localidad de Plan) que les trae un pícaro, el cual utiliza un producto embellecedor para colocarles las mujeres más feas del universo.

Foto 4. Unos desesperados mineros rigelianos sin vacaciones en Cuba.
Foto 4. Unos desesperados mineros rigelianos sin vacaciones en Cuba.

La disputa de los yacimientos, y de los planetas que los sostienen, pueden llevar a la Federación Estelar a conflictos con sus enemigos, especialmente los Klingon. La necesidad de un tratado minero en Capella IV con un pueblo escasamente desarrollado y que no conoce las armas de fuego, conduce a un conflicto con los Klingon, que han transculturalizado a la población. El mineral, denominado tupelina, es necesario para mantener los soportes vitales (“Friday’s  child”).

Algunos minerales pueden ocasionar graves problemas en los delicados aparatos del futuro. Así, un desconocido mineral amarillo y pulverulento, con propiedades magnéticas y recogido por el técnico-geólogo Fisher en el planeta Alfa-177, afecta al teletransportador de personas, creando un duplicado malvado de la persona que posteriormente lo emplea para subir a la nave, nada menos que el propio Capitán Kirk (The enemy within, escrito por Richard Matheson, clásico autor de novelas de ciencia- ficción).

También los minerales pueden tener efectos nocivos sobre la salud de las especies  inteligentes.  En  el  episodio “The cloud minders”, una plaga botánica devasta la vegetación de Merac-2, llevando a la Enterprise en misión  urgente al planeta Ardena para obtener  el mineral denominado zienita. En este lugar, las clases dirigentes viven en plataformas entre las nubes, y raramente pisan la superficie. La zienita tiene efectos secundarios muy peligrosos cuando está sin refinar; emite un gas inodoro e incoloro que retarda las funciones intelectuales y aumenta las emocionales, desarrollando la violencia en los troglitas (foto 5), una raza de trabajadores que viven confinados en la superficie del  planeta.

Foto 5. Los troglitas, obligados a trabajar en las minas y a llevar gafas de diseño.
Foto 5. Los troglitas, obligados a trabajar en las minas y a llevar gafas de diseño.

Sin embargo, otros minerales están aconsejados para su administración farmacológica. Es el caso de la Rithelina pura (¡no confundir con la que contiene iridio!), que se emplea para combatir a   las peligrosas fiebres rigelianas. Dicho mineral es buscado en el episodio “Réquiem for Methuselah” en el pequeño planeta Holberg 917-G, donde encuentran a Flint, un hosco ser inmortal que ha  vivido lo mejor y peor de la  historia de la Tierra.

A veces ser geólogo de plantilla   en una nave de exploración estelar supone un gran riesgo. El episodio “That which survives” relata cómo la Enterprise arriba a un desconocido planeta fantasma, parecido a la luna en tamaño pero con atmósfera y vegetación terrestre, al que   se envía al geólogo D’Amato (foto 6) para investigar cómo es posible tamaño desarrollo atmosférico en apenas unos pocos miles de años. D’Amato está contento porque va a cumplir el sueño de todo geólogo: investigar un planeta tan joven, y escribir un artículo que creará expectación en el V Congreso de Geofísica Interestelar. Sin embargo este planeta sufre una serie de terremotos sin explicación, lo cual le intriga aún más, ya que la especialidad de D’Amato son las perturbaciones geológicas. Sin embargo, una etérea fuerza maléfica acaba con él y sus ambiciones. Y el entierro que recibe es muy especial, como se desprende de la transcripción del diálogo:

Foto 6. D’Amato, vivo ejemplo de la desgracia del geólogo. Por su rostro, parece adivinar lo que se le viene encima. Efectivamente, muere en el episodio.
Foto 6. D’Amato, vivo ejemplo de la desgracia del geólogo. Por su rostro, parece adivinar lo que se le viene encima. Efectivamente, muere en el episodio.

McCoy: —Parece que una tumba de rocas es lo mejor que podemos proporcionar a D’Amato.

Kirk: —Sí, y además es el monumento más apropiado.

El material que constituye el planeta es una roca ígnea con una temperatura de fusión de 8.000o C, constituida por una aleación de diburnio y osmio que no se puede formar de manera natural, así mismo el planeta no tiene campo magnético. El enigma queda resuelto cuando se descubre que se trata de un planeta artificial creado por una extinta raza denominada los kaladans.

Foto 7. El complejo minero de Janus IV. Obsérvese que no hay cafetería.
Foto 7. El complejo minero de Janus IV. Obsérvese que no hay cafetería.

También la falta de técnicos cualificados en los complejos mineros pueden llevar al exterminio sistemático de una especie, aunque ésta puede resultar muy peleona. “The devil in the dark” relata como en el planeta Janus IV (foto 7) un complejo minero que explota persium sufre una serie de asesinatos por parte de un animal denominado Horta, con base de sílice y que segrega ácido por la piel.

Y todo tras poner en explotación un nuevo nivel en el que se extrae, además del mencionado persium, otros minerales como cerio y platino además de unos molestos nódulos de sílice que, a la postre, resultan ser los huevos de la Horta (foto 8). Al final, Spock logra comunicarse con ella, evitando el xenocidio y, de paso, encontrándole un curro: ya que hace
túneles para desplazarse, constituye el obrero idóneo y encima no cobra, ¿acabarán con ella los sindicatos?

Las películas

Foto 8. Los nódulos de sílice o los huevos de Horta. Algún geólogo hizo mal el reconocimiento de visu.
Foto 8. Los nódulos de sílice o los huevos de Horta. Algún geólogo hizo mal el reconocimiento de visu.

Tras el éxito de las reposiciones de “Star Trek” en televisión y al abrigo de la popularidad de Star Wars, que relanzó los filmes de ciencia-ficción, Paramount Pictures decidió producir para pantalla grande lo que iba a ser la serie de “Star Trek Phase II”. Así se rodó en 1979 Star Trek The Motion Picture, a la que seguirían cinco títulos más con el reparto clásico y cuatro más con el reparto de The Next Generation.

Geológicamente, “Star Trek II: La ira de Khan” y “Star Trek III: En busca de Spock” comparten un argumento: el proyecto Génesis. Este consiste en un misil que inyecta vida a materia muerta o inerte al reorganizar sus moléculas a escala planetaria. Y, casualidades de la vida, este proyecto es desarrollado por la ex de Kirk, la Dra. Marcus, ayudada, que casualidad, por David, el hijo de ambos, mostrando que la endogamia y el nepotismo del mundo universitario sigue en boga en el siglo XXIII. En La Ira de Khan, el laboratorio, situado en el planeta inerte Regula I es atacado por un antiguo enemigo de Kirk,
Khan (un impresionante Ricardo Montalbán), que, tras muchas vicisitudes y finalmente derrotado, opta por detonar el misil, creando un nuevo planeta lleno de vida en constante ebullición. Sin embargo, se produce la peor baja posible: Spock, sacrificándose para salvar la nave mientras musita “El bien de la mayoría supera al bien de la minoría o de uno solo”.

Foto 9. La destrucción del planeta Génesis, o cómo los proyectos de investigación pueden acabar de una manera distinta a la prevista.
Foto 9. La destrucción del planeta Génesis, o cómo los proyectos de investigación pueden acabar de una manera distinta a la prevista.

Sin embargo, al ser Spock enterrado en un planeta tan activo biológicamente, para regocijo de sus fans, resucita en Star Trek III, siendo rescatado por sus amigos, mientras el planeta se desmorona por emplear material inadecuado —la protomateria— (ya se sabe, también en el siglo XXIII hay prisas para conseguir las subvenciones y becas) (foto 9). Además, un guerrero klingon se pone muy pesado con lo del misil ocasionando la muerte del hijo de Kirk y su posterior venganza en un planeta en destrucción.

Conclusiones

“Star Trek” es una de las series que más ha marcado la mentalidad de los aficionados a la ciencia-ficción, así como Isaac Asimov con sus tres leyes de la Robótica y el cerebro positrónico marcó la ciencia-ficción escrita. También la geología, como rama de la ciencia, es
recogida en el devenir de la serie televisiva, aunque no se rompe la maldición de los geólogos en las películas, sean de cine o televisión: el único geólogo con un papel algo destacado es asesinado mientras trabaja y enterrado bajo un montón de piedras, en un planeta que ¡encima es artificial! Todas las demás presencias están relacionadas principalmente con el mundo de la minería (¿quién decía que estaba en crisis?),
ya sea por la mina o por los problemas socio-laborales de los mineros.