Ecologismo a gorrazos

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Resulta inquietante ese sobrevenido ecologismo medioambiental que algunas grandes superficies comerciales han puesto en práctica, retirando las bolsas de plástico, llamemoslas “asesinas”. La solución que ofrecen,aparte de destinar dinero a proteger especies en extinción (lo que supongo aportará beneficios fiscales a la empresa), es que los usuarios compren grandes bolsas ecológicas a 0.5 euros, que facilitan en un número determinado a los clientes fijos, u otras más ligeras a 0.05 euros, tan biodegradables, que se rompen mientras subes la compra a casa.

En un principio la intención parece loable, pero me surge una duda ¿somos los clientes los culpables del uso de las bolsas asesinas? ¿porqué el cliente debe pagar ahora las bolsas ecológicas y no antes las bolsas maléficas? ¿no fomentaría más la protección al medio ambiente que las repartiesen gratis, como hacían con las bolsas diabólicas, entre los clientes? Curiosamente, los principales distribuidores de las bolsas faunicidas podían, en su momento, haber distribuido bolsas ecológicas… al fin y al cabo, cuando vas a comprar, metes la compra en las bolsas que te suministran….

Otra paradoja… hace años nos contaban que las bolsas exterminadoras provenían del reciclado de los plásticos de Almería, y que este reciclado era muy ecológico ¿en que quedamos?.

Es el ecologismo al revés, como cuando para que no te envíen propaganda debes enviar un correo postal a unos señores para que te den de baja de un archivo en el que no sabes porque figuras…. ¿no seria ecológico, en cuanto a los árboles, ese pulmón de nuestro planeta, que dejasen de enviarnos publicidad que no hemos solicitado y que tiramos tal como llega?

En el fondo, el mensaje positivo que supone la concienciación del ciudadano con respecto a la protección del medio ambiente, cuando ha sido asimilado por la Administración, se transforma en otro tipo de norma legislada más, fría y mecánica en su aplicación. Así leo en los diarios del Metro en Madrid que la gente se queja con respecto a separar basura; por un lado los envases, por el otro los papeles, etc y que si no lo haces bien, te viene un inspector de bolsas de basura y multa a la Comunidad. ¡ si parecen paparazzis mirando entre la basura! De hecho algunos correos publicados abogan por una cierta desobediencia. Hace años, recuerdo que se ofrecía información de los logros sociales que se obtenían con la colaboración ciudadana: parques infantiles, mejoras viarias… veías que hacían con el dinero que se obtiene de la materia prima que tú, como ciudadano vertedor, suministras gratuitamente…. y ahora sin embargo ¡te amenazan con una multa! ¡malo, niño malo!

El colmo del cinismo es esa campaña radiofónica en que te dicen que tú, despistado reciclador forzoso, debes saber separar vidrio de cristal…. ¡pero bueno, porque no contratan más gente! Ya solo falta que te hagan separar el papel satinado del papel de diario, los bolígrafos BIC cristal de los de punta fina, separar la mantequilla de la margarina y que instalemos una planta de compostaje en nuestra casa para los excrementos propios o bien que los empleemos para fabricar nuestro propio biogás para encender una bombilla de las que regala Sebastián, el Ministro, no el pianista de Parada.

Más que un cubo de la basura en casa vamos a tener un portaaviones.

PD. otro día les comento lo que opino del lenguaje “políticamente correcto”.