El Ministerio de Ciencia e Innovación era una de las apuestas de aparente modernidad y europeísmo del gobierno Zapatero, junto a los Ministerios de Igualdad y de Vivienda. Hoy se ha filtrado en los medios que la ministra de Ciencia e Innovación, Dña. Cristina Garmendia, piensa en dejar su cargo. Muchos interrogantes surgen ante esta cuestión ¿por qué y por qué ahora? ¿cuál es el destino del Ministerio? ¿desaparecerá fagocitado por Industria o Educación o simplemente pasará al olvido como un proyecto fracasado? ¿y sus funciones y objetivos? ¿y la polémica Ley de la Ciencia?.
Zapatero, grouchomarxista convencido, ha aplicado su ideología a rajatabla -estos son mis principios y si no le gustan tengo otros- a todos los aspectos de su política: a temas sociales, económicos, educativos y también a la ciencia e investigación.
Las actuaciones de este Ministerio han trascendido a cuentagotas a la sociedad y a los medios, más pendientes y abrumados por las noticias que generaban otros ministerios-estrella, como Fomento o Igualdad y por la crisis socio-económica que nos azota. Ha sido, por tanto, un ministerio segundón, de escaso interés mediático y nula repercusión social.
La ciencia no atrae la atención de la sociedad, hecho muy negativo para un gobierno que vende apariencias más que realidades, por lo que, en un alarde de digo-dieguismo zapateril, se pasó de un aceptable presupuesto a ser una de los principales víctimas del recorte de la primavera pasada. Dos titulares y al cajón del olvido, sin repercusión electoral alguna. Pero esta mutilación de expectativas en un sector cuyo crecimiento no es rápido, pues se precisa de tiempo y dinero para la formación de técnicos e investigadores, no es de recibo en un país que pretende ser considerado algo más que un destino turístico para las clases trabajadoras y jubilados europeos. Olvida lo que dijo Gregorio Marañón “La verdadera grandeza de la ciencia acaba valorándose por su utilidad”.
¿Se puede considerar un fracaso la gestión del Ministerio? Veamos una sucinta enumeración de los hechos más significativos y juzguen ustedes:
-La polémica Ley de la Ciencia fue criticada por todos los sectores afectados (investigadores, sindicatos, empresarios y técnicos), por diferentes y variopintos motivos. Por tanto, no gustó a nadie. El ICOG presentó en su momento alegaciones a la misma, criticando el trato desigual y discriminatorio que se ha dado a los técnicos científicos frente a los investigadores, transformando a estos últimos en una suerte de casta de seres superiores de capacidades ultraterrenas. Esta ley también favorece la mercantilización de la ciencia, como zanahoria para el desarrollo de la investigación, oscilando en una peligrosa indefinición en cuanto a la separación entre lo que es público y lo que es privado, y si es ético el lucro privado de investigadores públicos.
-La pérdida de las competencias de las Universidades y de sus presupuestos, previamente arrebatadas a Educación, amén de las competencias traspasadas a Comunidades Autónomas, acentuó la esquizofrenia científica nacional y, específicamente, la de este Ministerio.
-La gestión del tremendo recorte del presupuesto del Ministerio evidenció el desigual trato y los privilegios que se otorga al CSIC frente a otros OPIS. Así, dicho recorte se distribuyó de manera asimétrica, mitigándose para el CSIC (un 13, 6 %) y cebándose con otros OPIS, como el CIEMAT o el IGME, que les supuso un 26 % y un 29 %, respectivamente y condenándolos a una difícil existencia. Este desigual trato entre el CSIC y los otros OPIS, también ha tenido reflejo en la mencionada Ley de la Ciencia, por cuanto a todos los investigadores que no fueran del CSIC eran considerados “de segunda” y sus años de experiencia en investigación no eran valorados de igual manera que los del CSIC.
-La degradación de tres de sus OPIS de larga historia de trabajo científico e investigación, como son el CIEMAT, IEO y el IGME, de Direcciones Generales a Subdirecciones Generales, mientras que los organismos asociados al CSIC salían de rositas, fue otro ejemplo más del agravio comparativo que dicho Ministerio ha aplicado continuada e irracionalmente en su gestión interna. Poco parece interesarle a la ministra la geología, minería, hidrogeología, oceanografía y las energías. Triste futuro para un país que necesita conocer sus recursos. Mejor vender futbolistas.
-Los fracasos totales o parciales para lograr que instalaciones científicas de interés mundial se instalasen en España. Aquí mucho sol, playa y sangría, pero nada de telescopios, fuentes de neutrones o fusión nuclear. Así la posibilidad del mayor telescopio del mundo, del Observatorio Europeo Austral, quedó en agua de borrajas, ante, como afirmó el gobierno canario, la desidia y la falta de planificación del gobierno español y de apoyo por parte del Ministerio. El desierto de Atacama (Chile) fue el agraciado. Igual ocurrió con la “Fuente Europea de Neutrones” a la que optaba Bilbao pero que acabó en Lund (Suecia) consiguiéndose aquí una subsede como consuelo. Con respecto al Proyecto ITER, no se consiguió la instalación científica que se fue a Cadarache (Francia) aunque se logró la sede del proyecto y la gestión de parte del presupuesto, en Barcelona. Pero no todo es malo, ya que se ha financiado la Basque Culinary Center, cúlmen de las autodenominadas Ciencias gastronómicas (uauh!!), financiando el Ministerio la mitad de su presupuesto (7 millones de euros). Resulta curioso que para cocinar con nitrógeno en restaurantes elitistas si hay dinero, pero se recorta el 30 % del presupuesto del Centro de Investigación Biomédica en Red de Enfermedades Neurodegenerativas y no se renuevan contratos de investigación. Sin duda, los enfermos lo agradecerán, ya que podrán paladear deliciosos platos cocinados con gases, esferificaciones, tortillas deconstruidas y demás obras de arte, eso si lo pueden pagar o conseguir mesa. Por cierto, España ya no encabeza la lista de mejores restaurantes del mundo.
Una vez más, la España del ladrillo, de la intelectualidad sumisa, de la apariencia hueca y del balón triunfador parece imponerse a la España de la inquietud, el pensamiento, la curiosidad técnica y científica. Y también a la quiere conocer y preservar su medio ambiente. Louis Pasteur dijo que “la ciencia es el alma de la prosperidad de las naciones y la fuente de todo progreso”. Progreso = bienestar social = trabajo. Sin coherencia, sin planificación, sin voluntad de arriesgar es difícil alcanzar este objetivo ¿qué queremos, la España de la pandereta o la de la probeta? ¿La España del talento aislado y sin apoyos o la España que apoya a sus técnicos y científicos dotándolos de medios y creyendo en ellos?