Tierra y Tecnología nº 45 | Texto | Juan García Portero1. Geólogo. Colegiado nº 573 del Ilustre Colegio Oficial de Geólogos. Responsable de exploración en Sociedad de Hidrocarburos de Euskadi (SHESA) | Se comentan las recientes evaluaciones de recursos extraíbles que de hidrocarburos no convencionales han realizado, en los últimos dos años, diversas instituciones y/o entidades internacionales, y también españolas. Las estimaciones realizadas se refieren a los recursos extraíbles, técnicamente explotables con la tecnología actualmente disponible, tanto de gas como de petróleo no convencional. Estas cifras preliminares no precisan cuál puede llegar a ser el volumen total de las reservas de hidrocarburos no convencionales (gas y petróleo) disponible por la humanidad, pero dejan entrever a las claras que estamos ante un recurso energético muy importante. Al hilo de lo que pueda suponer —o dejar de suponer— para nuestro colectivo, la decisión que aquí se tome sobre la exploración-producción de hidrocarburos no convencionales en España, el autor reflexiona sobre el futuro de nuestra profesión en lo relacionado con la exploración-producción de recursos geológicos.
Es ya obvio que los hidrocarburos no convencionales serán muy importantes, especialmente en el caso del gas no convencional, que además muestra una distribución geográfica mucho más amplia y favorable a los países occidentales que los recursos de hidrocarburos convencionales. Según esas primeras estimaciones, también nuestro país, España, con recursos de hidrocarburos convencionales, aunque con producciones históricas que no han superado nunca la barrera de lo marginal, presenta una gran potencialidad para gas no convencional; incluso para petróleo no convencional, aunque en menor medida.
En cierta forma, es una “revolución” para la humanidad aunque, bien mirado, con el tema de los hidrocarburos no está pasando nada distinto a lo que no haya ocurrido con otros recursos geológico-mineros que presentan una más larga historia de extracción y aprovechamiento.
La disponibilidad de hidrocarburos no convencionales marcará el futuro energético de la humanidad en las próximas décadas; y el geoestratégico; y el industrial; y el económico; y el social; y el político y, también, el medioambiental. Realmente, marcará el devenir de muchos países puesto que el aprovechamiento de ese volumen energético inmenso llevará asociado creación de riqueza en magnitudes proporcionales. Es por ello que los países que dispongan de potenciales recursos de hidrocarburos no convencionales se enfrentan a una decisión que condicionará, quizá en mayor medida que muchas otras, su propio futuro. Son ese tipo de decisiones en las que no se puede fallar, en las que, si nos equivocamos, lo pagaremos caro, nosotros y nuestros hijos.
Introducción
En el año 2012 tuve el honor de publicar en esta misma revista un artículo sobre los hidrocarburos no convencionales, que finalmente vio la luz en dos entregas. En aquellas fechas, en España los hidrocarburos no convencionales y, fundamentalmente el fracking, empezaban a situarse en el centro de un debate público y técnico, más quizá de lo primero que de lo segundo, que actualmente continúa, incluso con mayor intensidad.
En estos dos años han ocurrido muchas cosas. Se ha progresado en el análisis de los potenciales recursos de cada uno de los diferentes tipos de hidrocarburos no convencionales. Con la realización de inventarios de recursos no convencionales, genéricos unos, detallados otros, se ha progresado tanto a escala global, como de país y de cuencas geológicas. Los volúmenes que se han obtenido en todos los casos son muy significativos, lo que lleva a ratificar el empleo del término “revolución” y/o “revolución energética” al referirse al papel, o más bien a la consecuencia de la entrada en escena de los hidrocarburos no convencionales. El autor está de acuerdo con ello, pero considera que con los hidrocarburos no está pasando nada que no haya ocurrido anteriormente con muchos otros recursos geológicos.
Esta progresión en la cuantificación de los recursos, y especialmente en la distribución geográfica que el conocimiento de la existencia de esos recursos está sacando a la luz, permite vislumbrar que, además de poder aportar grandes volúmenes de recursos energéticos, los hidrocarburos no convencionales (especialmente el gas no convencional) pueden cambiar en el futuro los delicados equilibrios comerciales que actualmente existen. En este sentido, el ejemplo de Estados Unidos que, con la entrada en escena de los hidrocarburos no convencionales, ha pasado de ser un neto importador de gas y petróleo a ser actualmente autosuficiente en gas natural, con capacidad futura de exportación, y a reducir su dependencia externa del petróleo, puede tener réplicas similares en algunos otros países occidentales. Obviamente, cuando unos ganan algo, otros lo pierden y si lo que está en juego es que un jugoso porcentaje del valor de transacción del volumen mundial de hidrocarburos cambie de manos, nadie puede esperar que la transición se realice sosegadamente, sin dificultades, presiones, ni enfrentamientos (cualesquiera que sean las formas que adopten). En esto estamos y seguiremos estando en los próximos años.
En España, a finales del año 2012 concluyó la primera evaluación detallada de los potenciales recursos extraíbles de hidrocarburos no convencionales, que incluye igualmente la de hidrocarburos convencionales. El estudio fue realizado por ACIEP-GESSAL y cuantifica los recursos extraíbles de cada tipo de hidrocarburo, analizando cuenca geológica por cuenca geológica, desglosando y asignando los volúmenes estimados a formaciones geológicas específicas y/o a megasecuencas sedimentarias. Las cifras obtenidas para nuestro país, especialmente en el apartado de gas no convencional, son muy importantes, son espectaculares y representan un claro aldabonazo, una llamada de atención que nadie debe desoír. Nos alerta de la importancia que el tema puede tener en el futuro de nuestro país y, en consecuencia, de la necesidad de diseñar e implementar una correcta gestión de, primero, la exploración, y posteriormente si procediese, de la producción de nuestros hidrocarburos no convencionales.
En cuanto a las tendencias globales para la exploración y producción de este tipo de recursos, algunos países han dado pasos significativos en ese sentido, otros están definiendo las estrategias de cómo afrontar dichas tareas, algunos mantienen moratorias y/o prohibiciones, tanto en su exploración como para su producción.
No obstante, paulatinamente van tomando cuerpo una serie de convicciones que, en opinión del autor, inclinarán finalmente la balanza hacia la producción masiva de este tipo de recursos, especialmente en los países occidentales. La primera de ellas es de índole económica y se refiere al plus de competitividad, de generación de riqueza y de empleo (todo va de la mano) que los hidrocarburos no convencionales, especialmente el gas no convencional, han proporcionado al único país que de momento lo produce masivamente, Estados Unidos, sin ningún menoscabo para su medio ambiente. La segunda podría formularse diciendo que los recursos de hidrocarburos no convencionales (especialmente el gas no convencional) constituyen y van a constituir en las próximas décadas uno de los principales componentes de la cesta energética mundial y, por ende, de la de muchos países, entre los que se encontrarán la mayor parte de los países OCDE, los occidentales. Toma cuerpo igualmente la idea de que el gas no convencional jugará un papel predominante en la ordenada transición energética que la humanidad debe realizar hacia el empleo de fuentes de energía con menor huella en carbono. En esto, el ejemplo vuelve a ser Estados Unidos en donde la producción y consumo masivo de gas no convencional ha sustituido a una parte del consumo de carbón y ha conseguido disminuir muy significativamente sus emisiones de CO2 (IPCC, 2013).
Todo lo anterior está provocando que sea ya generalizada la asunción de que los hidrocarburos no convencionales están aquí y hayan venido para quedarse, y de que poseen ingentes recursos extraíbles, lo que prolongará su uso en el tiempo. Esto genera que en algunos medios, sectores y personas, esté creciendo un casi irrefrenable temor a lo que pudiera considerarse “la perpetuación del modelo energético basado en las energía fósiles”. Desde esos sectores se argumenta que la disponibilidad masiva de recursos de hidrocarburos (convencionales y no convencionales) entorpecerá el desarrollo de las energías renovables y su significativa ganancia de participación en la cesta energética mundial. El firmante del presente artículo no comparte este temor, por el contrario considera que la capacidad inversora de los países (también la de las personas y las empresas) está ligada a la disponibilidad de riqueza. Este y no otro es el factor clave que posibilita, cataliza y acelera las inversiones que los países, compañías y particulares realizan. Considera que, en realidad, lo que los países como España necesitan es generar riqueza por encima del nivel que actualmente lo hacen, para destinar parte de esa riqueza a sus programas de I+D+i, de energías renovables, de gasto social, del Estado de bienestar o de cualquier otro tema en el que sea razonable, económica y socialmente, invertir. Por tanto, la falta de riqueza disponible es lo que realmente está frenando la generación del conocimiento necesario para poner a punto las nuevas energías. La transición hacia las energía renovables del futuro (cualesquiera que éstas acaben siendo) será encabezada por los países que sean más ricos y posiblemente los que disponiendo de recursos de hidrocarburos no convencionales los gestionen adecuadamente, estarán entre los más ricos.
Situación actual en cuanto a producción-consumo de hidrocarburos no convencionales
Después del éxito económico que la exploración y producción de hidrocarburos no convencionales ha supuesto en Estados Unidos, en donde actualmente representan uno de los motores de la competitividad del país, muchas otras naciones están tratando de reproducir algo parecido. Se está progresando a ritmos acelerados; al menos, algunos lo están haciendo; otros, van con un cierto retraso.
En los siguientes epígrafes de este artículo se comentan las evaluaciones de recursos prospectivos (extraíbles) realizadas muy recientemente. Sin embargo, la producción de hidrocarburos no convencionales (especialmente de gas no convencional) usando la fracturación hidráulica es hoy en día un hecho, es un proceso industrial maduro y es una realidad a escala global.
Lo es, fundamentalmente, en los países occidentales que, básicamente, coinciden con las naciones integrantes de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos; España pertenece a la OCDE desde su fundación en el año 1961). Somos los consumidores tradicionales de hidrocarburos y aquellos en los que los recursos de hidrocarburos convencionales (los que se han producido siempre) no son importantes (excepto en unos pocos países). Los países no-OCDE son el resto y, entre ellos, destacan los grandes productores de hidrocarburos convencionales, los que históricamente nos han suministrado porcentajes muy importantes de nuestros consumos.
Merece la pena detenerse en este aspecto y analizar la importancia que tiene y que puede tener para todos nosotros el hecho de que en los países occidentales se acabe desarrollando o no la producción de hidrocarburos no convencionales.
La realidad industrial y económica se sintetiza en la tabla de la figura 1. Los datos de dicha figura están tomados de OECD/IEA (2012) y de EIA (2013a) y describen la situación actual y, fundamentalmente, definen lo que será la tendencia futura en cuanto a la producción de gas natural no convencional.
Los datos actuales son muy similares, no ha cambiado mucho la fotografía desde el año 2010. En el mundo se producen ya anualmente unos 472 BCM (billones de metros cúbicos, en sentido anglosajón, nuestros miles de millones, nuestros millardos). Esa es una cifra muy importante, que representa aproximadamente el 14% de la producción de gas natural en el mundo (datos del año 2010). Pero la aportación del gas no convencional a la producción total de gas natural crecerá significativamente en el futuro. Pasará a ser de unos 848 BCM en el año 2020, lo que representará ya el 21% del total del gas natural producido. En el horizonte del año 2035, se estima que en todo el planeta se produzcan unos 713,4 BCM de gas natural no convencional, el 32% de la producción mundial.
Volviendo al presente, es obvio que gran parte de la producción mundial de gas no convencional se debe a la aportación de Estadios Unidos (359 BCM). En cualquier caso, obsérvese que otros países occidentales han iniciado ya la producción de gas no convencional (Canadá, México, Australia, etc.) y que juntos suman unos 71 BCM anuales. Eso conlleva que en los países OCDE, la producción de gas natural no convencional alcanza ya el 36% de todo el gas natural producido en estos países. Por contra, en los países no-OCDE representa solamente el 2% del gas natural que producen (entre ellos hay muchos con enormes volúmenes de producción de gas natural convencional). Esta diferencia se acentuará en el futuro. En el horizonte del año 2035, los países occidentales producirán unos 955 BCM de gas no convencional (el 60% de su producción total de gas natural), frente a los 713,4 BCM de gas no convencional que producirán los países no-OCDE (solamente el 20% de su producción de gas natural).
Del análisis de las cifras expuestas en la tabla de la figura 1 se desprenden varias conclusiones.
La primera es que el gas no convencional es ya una realidad energética en el mundo, los hidrocarburos no convencionales son ya recursos económicos a escala global que van a aumentar paulatinamente su aportación a la producción mundial de energía con el paso de los años.
La segunda es que los países occidentales son los que más claramente han apostado por el desarrollo y aprovechamiento de estos recursos no convencionales. Lo hacen en un intento de liberarse del yugo de los países tradicionalmente suministradores, los OPEP y otros, básicamente algunos de los no-OCDE. Las dependencias extremas no son nunca recomendables y, en el caso del suministro energético, son francamente indeseables. Algunas de las naciones integrantes de la OCDE las tenemos, y muy acusadas, así que lo que esta tabla representa, lo que esos números sugieren, es casi un grito de libertad, de independencia energética, de los países occidentales frente al resto del mundo. En cualquier caso, los hidrocarburos no convencionales son una oportunidad para todos nosotros. Como país, como economía, Estados Unidos se dio cuenta del potencial energético que suponen y de su importancia geoestratégica, debido a la distribución geográfica que presentan sus recursos. A partir de ese convencimiento, en los últimos veinte años, está liderando el aprovechamiento de esa oportunidad.
La tercera conclusión es quizá más sutil, pero igual de trascendente. Se puede formular como sigue. Si los países OCDE consiguen convertir en recursos económicos parte de sus importantes recursos extraíbles de hidrocarburos no convencionales (ver más adelante), los actuales equilibrios comerciales se verán indefectiblemente distorsionados, modificados. Obviamente, algunos países que tradicionalmente han sido grandes productores y exportadores de hidrocarburos (convencionales), algo pueden perder en esta historia, quizá puedan perder mucho, pero no van a permitir que eso ocurra sin luchar, sin resistirse. Los occidentales pueden, como ha hecho Estados Unidos, reducir sus dependencias energéticas y sus pagos al exterior por compra de hidrocarburos; entonces algo podemos ganar con esta “revolución” energética y es, al menos en la modesta opinión de este autor, nuestra obligación pelear por ello. En este camuflado escenario que se ha levantado como de la nada en los últimos años es en el que se enmarcan las declaraciones del anterior secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, pronunciadas el 19 de junio de 2014 en su intervención en Londres, perfectamente trascritas y documentadas. En ellas, hace públicas las denuncias de varios países occidentales miembros de la Alianza que acusan a Rusia de estar apoyando a organizaciones no gubernamentales y a grupos ecologistas que en Europa occidental se oponen al desarrollo de los proyectos de shale gas. Es una parte del debate que se encuentra fuera del alcance del presente artículo, pero es muy interesante y el lector no debiera perder de vista esa perspectiva.
Actualización de la evaluación de recursos no convencionales tipo shale gas y shale oil a escala global
En junio del año 2013 se publicó el informe titulado Technically recoverable Shale Oil and Shale Gas Resources: an assessment of 137 Shale formations in 41 countries outside the United States, que fue elaborado por la Energy Information Administration (EIA) del Gobierno de Estados Unidos.
En realidad, se trata de una actualización de las evaluaciones que este organismo viene haciendo periódicamente sobre los recursos extraíbles de shale gas y shale oil. Es un catálogo a escala global y en él se incluyen solamente formaciones geológicas (secuencias y/o megasecuencias deposicionales) que: 1) tienen una extensión regional, digamos a escala de cuenca geológica o de sector amplio de la cuenca, y 2) están lo suficientemente estudiadas como para garantizar la corrección de los datos que se publican.
Por recursos extraíbles se entiende los recursos (el volumen) que la humanidad es capaz de producir con la tecnología actualmente disponible. No es sinónimo de reservas puesto que por reservas debe entenderse el volumen de recurso ya probado, demostrado, que puede ser producido con rendimiento económico, comercialmente, obviamente suele ser menor que el valor volumétrico del recurso extraíble.
Los términos shale gas y shale oil hacen referencia al gas y al petróleo contenidos de rocas generadoras de hidrocarburos (rocas madres), no solamente shales (lutitas), sino que aquí se engloban también las margas orgánicas y las limolitas ricas en materia orgánica. En cualquier caso, se trata solamente de un tipo muy específico de hidrocarburos no convencionales.
En otras palabras, el informe no está contemplando otras clases de gas y petróleo no convencional como el tight gas, el tight oil, el Coal Bed Methane (CBM), ni el petróleo en arenas bituminosas. Todos ellos, con recursos extraíbles también cuantificados en unas primeras evaluaciones, con resultados muy importantes.
No obstante, solamente las cifras que EIA, 2013b obtiene para el shale gas son espectaculares y dignas de mención y de un comentario explicativo sobre las connotaciones energéticas, económicas y de suministro que llevan implícitas, especialmente para algunos países y/o áreas geopolíticas. Las relativas al shale oil son también importantes, por su volumen (aunque este es menos espectacular que el referido al gas, se sitúan claramente en otro rango de escala), por el valor de la potencial producción y porque pueden hacer, y de hecho hacen en algunos casos, rentables explotaciones de shale gas cuando éstas producen también petróleo (shale oil), al poseer el hidrocarburos líquido un valor añadido mucho mayor que el del gas.
Se analizaron solamente 137 formaciones geológicas tipo gas shale (rocas generadoras, rocas madre) repartidas por cuencas geológicas de todo el mundo. La situación geográfica de las que han sido evaluadas, realmente de las cuencas geológicas en las que se engloban, y los resultados numéricos obtenidos para shale gas y shale oil se muestran en el mapa de la figura 2.
Son las que se representan, amalgamadas, reunidas, en color rojo en dicho mapa.
Esas 137 formaciones geológicas tipo gas shale y/o oil shale no son todas las que existen en el mundo, ni muchísimo menos. Básicamente faltan algunos tipos de formaciones:
- Las grandes productoras de cuencas geológicas o de zonas como Oriente Medio, Rusia, golfo de Guinea, etc., que, al disponer esos países de ingentes recursos de hidrocarburos convencionales en rocas almacén convencionales, es decir, porosas y permeables, ni siquiera han sido evaluadas de momento. Algunas de ellas son las que en el mapa de la figura 2 se representan en color verde, pero no son todas puesto que faltan las de Oriente Medio y todas las situadas en mar adentro (offshore).
- Las de tamaño más modesto en cualquier cuenca geológica (hay varias en diversas cuencas geológicas españolas) no han sido contempladas en este catálogo a escala mundial.
- Aquellas de las que, independientemente de su tamaño, no se dispone de suficientes datos como para realizar con una cierta fiabilidad la estimación de sus recursos.
Por lo tanto, el inventario es todavía muy preliminar, con muchas formaciones geológicas no contempladas, no evaluadas. En consecuencia, el lector debe considerar que los números resultantes de recursos técnicamente recuperables tanto de shale gas como shale oil que se comentan a continuación, van a crecer en el futuro. Muy posiblemente lo harán de forma considerable, por dos razones: primero, porque el inventario es muy preliminar y, segundo, porque los recursos siempre crecen al mejorar la tecnología y el conocimiento, y ambos aspectos evolucionan en la actualidad, en todos los campos del conocimiento y específicamente en este, a ritmos trepidantes.
Estimación de recursos mundiales extraíbles de shale gas
Las cifras que representan los recursos evaluados de los diez (10) países con mayores recursos y el total acumulado para todas las formaciones geológicas contempladas en el proyecto (137, fuera de Estados Unidos, más las de los Estados Unidos estudiadas), se muestran en la figura 2.
Con el fin de interpretar correctamente esos números, el lector debe conocer los siguientes datos:
- TCF significa trillion cubic feets; es decir, trillones de pies cúbicos. Pero en sentido anglosajón, nuestros billones, nuestros millones de millones. Si se multiplica la cifra por 1012, se obtiene su equivalencia en pies cúbicos.
- 1 TCF equivale (aproximadamente) a 28.316,846 millones de metros cúbicos.
- TCM significa trillion cubic metres; es decir, trillones de metros cúbicos. Pero también en sentido anglosajón, nuestros billones, nuestros millones de millones. Si se multiplica la cifra por 1012, se obtiene los metros cúbicos.
- BCM significa billion cubic metres; es decir, billones de metros cúbicos. Pero en sentido anglosajón, nuestros miles de millones, nuestros millardos. Si se multiplica la cifra por 109, se obtiene los metros cúbicos.
- En base a lo anterior, 1 TCF es equivalente a 28,31 BCM y a 28,31 x 109 metros cúbicos.
- El mundo consume anualmente unos 3.347,6 BCM de gas (esa cifra equivale a 3,34 TCM y a 3.347.600.000.000 metros cúbicos), cifras tomadas de BP (2014).
- La Europa de los veintisiete consume anualmente unos 438,1 BCM de gas (438.100.000.000 metros cúbicos), datos de la misma fuente (BP, 2014). Esta cifra representa el 13% del consumo mundial de gas.
- España consume anualmente unos 29 BCM de gas (29.000.000.000 metros cúbicos), BP (2014). Esta cifra representa el 6,61% del consumo europeo de gas y el 0,86% del consumo mundial.
Ahora vamos con las cifras de recursos mundiales técnicamente recuperables de shale gas. Se estimaron 7.795 TCF (trillones de pies cúbicos), ver figura 2, equivalentes a unos 220 TCM (trillones de metros cúbicos, trillones en sentido anglosajón, x 1012). La cifra es muy importante porque representa aproximadamente el consumo mundial de gas natural de sesenta y seis (66) años (a ritmos actuales de consumo). Sólo con los recursos técnicamente extraíbles de shale gas, puesto que aquí no están adicionados los recursos extraíbles de ningún otro tipo de gas natural (ni gas natural convencional, ni tight gas, ni Coal Bed Methane).
Los resultados de esa evaluación también son importantes por otra razón que nos atañe a todos. Fíjense en el ranking de los países con mayores recursos extraíbles y en el mapa: Estados Unidos, primero con 1.161 TCF (32.867 BCM), Argentina, tercero con 802 TCF (22.704 BCM), Canadá, quinto con 573 TCF (16.221 BCM), México, sexto con 545 TCF (15.429 BCM), Australia, séptimo con 437 TCF (12.371 BCM), Sudáfrica, octavo con 390 TCF (11.040 BCM), Brasil, décimo con 245 TCF (6.936 BCM). Todos ellos son países occidentales, la mayoría incluso integrantes de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Además, En “Otros”, decimoprimero con 1.535 TCF (43.455 BCM), también se encuentran muchos países occidentales, incluso de la Europa de los veintisiete (ver más adelante).
Es decir, la evaluación de shale gas realizada por EIA (2013) pone de manifiesto que los recursos de gas natural tipo shale gas pueden llegar a ser enormes y que un porcentaje significativo de ellos se encuentra en los países occidentales.
Es una buena noticia. El gas natural constituye una de las energías de referencia en todas las cestas energéticas actuales, más en los países occidentales (OCDE) que en los países no-OCDE. Todos tienden a aumentar el porcentaje de participación del gas natural en detrimento de las participaciones del carbón y del petróleo. Según BP (2014), en los países OCDE llega al 26,10% del consumo de energía primaria; en Estados Unidos es del 29,61%; en la Unión Europea alcanza el 23,53%; en España es del 19,52% (nosotros comenzamos a consumir masivamente el gas natural con un cierto retraso histórico); en los países no-OCDE se sitúa en el 21,90%; en China solamente alcanza el 5,13% y en la India el 7,78%. Obviamente en países emergentes como China e India, los bajos consumos de gas natural están compensados por participaciones muy altas del carbón en sus cestas energéticas (el 67,11% y el 54,50% respectivamente; en España, la participación del carbón en la cesta energética alcanza solamente el 7,70%, mientras que en la UE llega al 17,03%).
El hecho de que China aparezca en segundo lugar en el listado de los países poseedores de los mayores recursos extraíbles de shale gas, con 1.115 TCF (31.573 BCM) también es una buena noticia para todos, por dos motivos. El primero es que China va a demandar volúmenes crecientes de gas natural. Según OECD/IEA (2013), el consumo de gas en China pasará de los 132 BCM/año en la actualidad a 529 BCM/año en el horizonte de la anualidad 2035, con ratios de crecimientos anuales sostenidas en el entorno del 6%. Será, con meridiana diferencia, el país del mundo que experimentará un mayor incremento en el consumo de energía. De hecho, desde hace unos años, China es ya el país que más energía consume en el mundo. Adelantó a Estados Unidos, el otro gran consumidor de energía, en el año 2013 con 2.852,4 Mtoe (millones de toneladas equivalentes de petróleo), frente a los 2.265,8 Mtoe de Estados Unidos (BP, 2014). Aunque China explotase sus recursos de gas no convencional, todavía tendría que comprar gas en el mercado internacional. Si ellos no tuvieran recursos significativos de gas natural, tendrían que comprar en el mercado todo el gas que consumiesen. Lo comprarían, detrayéndolo de la disponibilidad de ese mercado, en competencia con otros (nosotros estaríamos entre esos “otros”) y sería difícil, y fundamentalmente caro, competir por volúmenes enormes de gas con países que, con toda seguridad, van a disponer de niveles de riqueza mucho mayores que los que España, y en general el mundo occidental, podrá disponer. Al respecto, conviene recordar que el año 2013 marca el momento en el que gigante asiático ha logrado acabar con 144 años de supremacía mundial de la economía norteamericana en cuanto a liderazgo en riqueza generada (producto interior bruto, PIB). Según el Fondo Monetario Internacional, el pasado año el PIB chino alcanzó los 17.632 billones de dólares, mientras que el estadounidense se quedó en 17.416 billones de dólares (en este caso, billones en nuestra acepción española, millones de millones). La tendencia se mantendrá en el futuro, según OECD/IEA (2013); en China crecerá a un ritmo del 5,7% anual hasta el horizonte 2035, mientras que Estados Unidos lo hará en cifras más modestas (el 2,5%), pero la UE solamente será capaz de hacerlo al 1,6% anual. Vamos a empobrecernos con respecto a Estados Unidos y, sobre todo, con respecto a China.
El segundo es que China ya es hoy en día el país del mundo con mayores emisiones de CO2. Según OECD/IEA (2013), en el año 2012 las emisiones de CO2 del sector energético chino fueron un 60% mayores que las correspondientes a Estados Unidos, pero serán algo más que el doble de las americanas en el horizonte 2035. China necesitará gas natural para disminuir la enorme participación actual del carbón en su cesta energética, que fue del 67,11% en el año 2013 (BP, 2014) y aumentar la exigua participación del gas, que tan solo alcanzó el 5,13% en el mismo año y según la misma fuente. Es bueno que China tenga grandes recursos de shale gas; los va a necesitar, los va a investigar y, eventualmente, los va a explotar, independientemente de los que hagamos en este otro rincón del mundo, y será bueno para todos. Aún así, la tentación para China será seguir utilizando sus enormes reservas de carbón como combustible barato, es el mayor productor e importador mundial de este combustible, como base de su cesta energética. El análisis es similar para el caso de India, el quinto mayor productor y el tercer mayor consumidor mundial de carbón. Hasta donde se extienden los análisis, el horizonte del año 2035, los consumos de carbón en China y la India seguirán creciendo a ritmos anuales sostenidos, hasta alcanzar los 3.050 Mtoe (millones de toneladas equivalentes de petróleo) y las 972 Mtoe, respectivamente (OECD/IEA, 2013). Entre ellos dos, alcanzarán el 63% del consumo mundial de carbón. Es mejor para todos que el gas natural sea una fuente energética abundante y barata; cuanto más abundante y más barata sea, se posibilitará que la sustitución de carbón por gas natural se realice de manera más organizada, completa y rápida.
Un último apunte en este epígrafe. En el inventario de EIA (2013b), para España, solo se contempla una formación geológica: la Megasecuencia del Jurásico Marino (MJM), específicamente el Lías superior margoso de la Cuenca Vasco-Cantábrica (CVC). No significa que en nuestro país no existan más formaciones geológicas tipo gas/oil shales (ver apartado correspondiente), sencillamente sólo se contempló ésa por ser de la que más información se dispone en el dominio público.
Los resultados arrojaron una cifra de 8 TCF (226 BCM) de shale gas técnicamente recuperable, que es equivalente al consumo español de gas de unos siete años.
Estimación de recursos mundiales extraíbles de shale oil
Con las mismas formaciones geológicas, la misma metodología y la misma fuente (EIA, 2013b), las cifras obtenidas son también muy importantes, aunque claramente en otros rangos de magnitudes, si se comparan con las de shale gas.
Los recursos mundiales técnicamente recuperables de shale oil (petróleo en rocas generadoras) ascienden a unos 335 billones de barriles (billones en sentido anglosajón, nuestros millardos: 335 x 109). El barril es una unidad de volumen habitualmente empleada en la industria de exploración-producción de hidrocarburos que equivale a 158,987 litros.
También en el caso del petróleo no convencional tipo shale oil, es bueno que Estados Unidos y China dispongan de recursos significativos. Estos dos países son los líderes mundiales en consumo de petróleo. El primero ronda los 6.893 millones de barriles por año (Mbbl/año) y China ha llegado ya a los 4.000 Mbbl/año.
El mundo consume anualmente unos 33,33 Bbbl (billones de barriles, en sentido anglosajón) de petróleo al año (unos 91,33 millones de barriles al día), cifras correspondientes al año 2013, tomadas de BP (2014). Por lo tanto, la cifra de 335.000.000.000 barriles de shale oil evaluados equivale al consumo mundial de petróleo de unos 10 años, a ritmos actuales. No está mal, no es desdeñable, y la cifra probablemente aumente. Estas cifras corresponden únicamente a la categoría shale oil, uno de los tipos de petróleo no convencional.
Es verdad que la cifra no es tan espectacular como la correspondiente al shale gas, pero es importante en sí misma y también lo es porque la presencia de shale oil junto al shale gas es relativamente frecuente, lo cual aumenta la rentabilidad en la producción de hidrocarburos de esas formaciones no convencionales.
En todas las proyecciones de futuro que se realizan sobre el consumo de energía hasta horizontes tipo año 2035 o año 2040, el consumo mundial de petróleo no deja de aumentar a ritmos anuales crecientes y sostenidos. Una de las razones radica en el hecho de que resulta complicado reducir el consumo de petróleo puesto que su uso está muy anclado por el sector transporte, en el que es todavía difícil, casi imposible, articular soluciones alternativas a gran escala y que sean de rápida implementación. El mundo va a seguir necesitando petróleo en las siguientes décadas, es importante para todos que se disponga de recursos que puedan ir entrando en producción.
En el caso de España, el inventario estima que los recursos técnicamente recuperables de petróleo no convencional tipo shale oil de la Megasecuencia del Jurásico Marino (MJM), la única contemplada y evaluada en nuestro país por EIA (2013b), ascienden a cien (100) millones de barriles (100 Mbbl).
El consumo de petróleo en España ronda los 438 Mbbl/año (1,2 Mbbl/día), datos tomados de BP (2014), cifra que representa aproximadamente el 1,31% del consumo mundial de petróleo. En consecuencia, la cifra de recursos extraíbles de shale oil en España (100 Mbbl) representa escasamente el consumo de tres meses en nuestro país.
En cualquier caso, el valor del recurso, a la cotización actual (mediados de octubre del año 2014: 89,21 $/barril Brent), alcanza los 8.921 millones de dólares. Una cifra nada despreciable.
Actualización de la evaluación de gas natural y petróleo (convencional y no convencional) en el mundo. Algunas consideraciones al respecto
A continuación se exponen y se comentan las cifras actualizadas referidas a los recursos extraíbles de gas natural (convencional y no convencional) y de petróleo (convencional y no convencional). Los volúmenes evaluados, tanto para el gas natural como para el petróleo, son sensacionales, grandiosos, quizá sorprendentes, sin duda alguna, inimaginables solamente hace veinte o treinta años.
Recursos extraíbles de gas natural
La evaluación del volumen de recursos extraíbles (técnicamente recuperables) comentada en el epígrafe anterior (exclusivamente de shale gas) debe completarse con una similar para tight gas y para Coal Bed Methane (CBM). Sólo de esta forma podría obtenerse el valor total estimado del recurso de gas natural no convencional técnicamente recuperable.
En OECD/IEA (2013) puede encontrarse la evaluación más reciente. Recoge los datos que estaban disponibles a finales del año 2012, y esas cifras se han completado, para el caso del shale gas, con los datos de EIA (2013b) ya comentados: 7.795 TCF, equivalentes a unos 220 TCM. Esta fuente, OECD/IEA (2013), tiene la ventaja adicional de incluir igualmente la estimación de los recursos extraíbles de gas natural convencional. Es decir, da una estimación del total del recurso gas natural (convencional más no convencional) técnicamente extraíble por la humanidad.
Las cifras son las siguientes (en TCM, trillones de metros cúbicos, en sentido anglosajón):
- GAS NATURAL CONVENCIONAL 468
- GAS NATURAL NO CONVENCIONAL 351
Tight Gas 81
Shale Gas 220 (*)
CBM 50 - TOTAL GAS NATURAL 819
(*) Dato tomado de EIA, (2013b).
La cifra de ochocientos diecinueve (819) trillones de metros cúbicos (TCM. 819 x 1012 m3) representa el consumo mundial de gas natural de unos 244 años, a ritmos actuales de consumo, teniendo en cuenta que el mundo está consumiendo unos 3,347 TCM por año (BP, 2014).
Es un volumen muy importante de un recurso energético básico en el momento histórico en que nos encontramos. El GAS NATURAL se está configurando como una de las principales fuentes energéticas para el futuro de la humanidad. Con estas cifras de recursos extraíbles, que tal y como ya se ha mencionado aquí, crecerán, incluso podría llegar a ser mucho más grandes, OECD/IEA (2013), puesto que los recursos de gas no convencional de regiones ricas en gas convencional como Eurasia y el Oriente Medio apenas han empezado a evaluarse y pueden ser mucho más grandes que las cifras actualmente disponibles.
Todo lo anterior tiene su importancia. La tiene porque son recursos muy significativos de un combustible “limpio”, poco contaminante, que muy posiblemente está llamado a marcar un hito en la historia, en la evolución, energética de la humanidad. Permítanme utilizar para el gas natural el título de “combustible de cuarta generación”. No es una designación caprichosa, ni mucho menos, muy posiblemente describa con precisión lo que este combustible va a representar para todos nosotros.
Al respecto, recuerden que la historia y la evolución energética de la humanidad se podría resumir en que ha estado sostenida por:
- El consumo de biomasa, madera, que hasta mediado del siglo XIX era nuestro combustible de referencia.
- El consumo de carbón como fuente energética básica, que sostuvo la revolución industrial en los países occidentales, desde mediados del siglo XIX hasta mediados del siglo XX.
- El consumo de petróleo desde mediados del siglo XX hasta la actualidad.
- El consumo de gas natural, ya con un importante porcentaje en las cestas energéticas de muchos países, que aumentará sustancialmente en las próximas décadas.
Todo ello, toda esta evolución, este “salto” de un combustible a otro, queda bien reflejado en el gráfico de la figura 3, tomada de ExxonMobil (2012).
La “quinta generación” serán los combustibles del futuro, cualesquiera que acaben siendo, los que consigan desplazar, paulatina pero definitivamente, a todas y cada una de las versiones de los recursos fósiles (carbón, petróleo y gas natural). Quizá lo sean algunas de las energías renovables que actualmente utilizamos, quizá otras que no acertamos ni a vislumbrar ni incluso a imaginar, quizá sean energías sin huella en carbono, o quizá con ella, si en el futuro este aspecto no se entendiese digno de la consideración que hoy se le atribuye. Es un muy interesante tema de pensamiento y de debate, pero dejemos la “quinta generación” y centrémonos en el presente y en el futuro energético inmediato, en el gas natural.
Cuarta generación de combustibles, cada una de ellas caracterizada por utilizar una fuente energética de referencia, más limpia, menos contaminante, que la anterior, más eficiente que la que paulatinamente va quedando en desuso. A partir de mediados del siglo XIX, han sido los países occidentales los que han marcado el paso en esta transición-evolución energética. Actualmente, en los países occidentales, la participación del carbón en sus cestas energéticas es mucho menor de lo que fue en el pasado, ha cedido protagonismo en favor del gas natural. El hecho está enraizado en la historia reciente de Occidente. A la finalización de la Segunda Guerra Mundial, con una buena visión de futuro, los países occidentales eligieron el gas natural como uno de sus combustibles de referencia y reconstruyeron sus ciudades y sus emporios industriales entretejidos con las redes de gasoductos. Básicamente lo hicieron por seis razones:
- porque es el menos contaminante de los combustibles fósiles,
- porque es el que proporciona mayor calor por unidad de peso,
- porque no precisa refino, solamente un sencillo proceso previo a su empleo,
- porque siempre ha sido fácil de transportar, actualmente incluso a escala transoceánica,
- porque las reservas inicialmente evaluadas (que eran solamente de gas convencional) ya superaban considerablemente a las del petróleo,
- porque la distribución geográfica de dichas reservas (gas natural convencional) era mucho más amplia (geográficamente mucho más extensa y repartida) que las del petróleo, bien es verdad, que mayoritariamente se encontraban en países no occidentales.
Fue una decisión acertada, que hoy emulan todos los países del mundo. De tal suerte que el gas natural se está configurando como la fuente energética clave en el proceso de transición hacia las energías del futuro, que llegarán quizá antes de lo que pensamos. La humanidad necesitará gas natural para culminar dicho proceso de transición y los recursos disponibles de gas natural no convencional parecen matemáticamente indispensables para conseguirlo.
Finalmente, la disponibilidad de los volúmenes enormes de recursos extraíbles de gas natural anteriormente mencionados no significa necesariamente que la humanidad vaya a seguir consumiendo gas natural como uno de sus principales recursos energéticos durante los próximos doscientos años. En absoluto. Significa, sencillamente, que durante algunos decenios, quizá pocos al ritmo exponencial que caracteriza hoy día el desarrollo tecnológico humano, la humanidad podrá apoyarse en una fuente energética limpia, abundante y relativamente barata. Significa que podrá disponer de un recurso energético como el gas natural para seguir generando riqueza en la que soportar su meteórico progreso tecnológico. Significa que podrá invertir parte de la abundancia creada en desarrollar nuevas fuentes de suministro energético.
Al respecto, les propongo que piensen en lo siguiente: ¿quiénes creen ustedes que serán los países que desarrollen las energías del futuro, las energías que desplacen definitivamente a los recursos fósiles? Les recuerdo que no es una tarea ni fácil ni barata, que todavía queda mucho esfuerzo y muchos recursos económicos por invertir en ello. Generalizando, sin duda alguna, lo serán los países (también las corporaciones, las grandes empresas energéticas, tecnológicas) que ahora y en las próximas décadas consigan generar, de forma sostenida, mayores cantidades de riqueza y que reinviertan parte de esa riqueza en innovación energética. Aunque con lo expuesto anteriormente no bastará, nunca basta sólo con esto. Las inversiones que se destinen a alcanzar ese tipo de objetivos, o para cualquier otro, deberán ser adecuadas y deberán realizarse a los ritmos que sea económicamente razonable invertir. Seguro que los lectores de este artículo guardan en su memoria el recuerdo de inversiones multi-mil-millonarias realizadas en energías renovables, u en otros fines, que no cumplieron adecuadamente ambas premisas y cuyos resultados fueron más que dudosos. Y cuando son dudosos, acaban siendo ruinosos.
Los que consigan desarrollar las nuevas fuentes de energía, que tendrán que ser medioambientalmente mejores que los recursos fósiles y más baratas, serán países como Estados Unidos, Canadá, Australia, Reino Unido, quizá China, quizá Rusia, quizá también los países árabes. Todos ellos, estados (y grandes empresas) ricos que dispongan de capacidad inversora y, aunque hay muchas formas de generar riqueza, es muy posible que muchos de ellos deberán esa capacidad de invertir, al menos en parte, a la correcta gestión que hayan realizado del inmenso valor añadido que tengan sus recursos de hidrocarburos (convencionales y no convencionales). Despreciar ese valor añadido es suicida, ridículo.
Lo que es seguro es que nadie podrá hacerlo asentado en la pobreza. Es prácticamente imposible que lo consigan hacer países (ni empresas) en decadencia, que se encuentren permanentemente en el límite de la rentabilidad, de la viabilidad económica, en la frontera de su propia subsistencia.
En otras palabras, y para tranquilidad de las personas que pudieran estar preocupadas por el hecho de que disponer de volúmenes considerables de hidrocarburos no convencionales (especialmente de gas no convencional) pudiera implicar una supuesta perpetuación del modelo energético actual, se contrapone aquí la sugerencia de que quizá el enfoque más correcto es justamente el contrario: considerar que los recursos no convencionales representan una ventaja y no un inconveniente para lograr dicha transición energética.
Recursos extraíbles de petróleo
Adicionando los recursos convencionales y los no convencionales, las cifras resultantes son también muy importantes, merecen conocerse por las implicaciones energéticas que tienen y tendrán en las próximas décadas. Las estimaciones son las siguientes (en billones de barriles, billones en sentido anglosajón, nuestros millardos), según datos de OECD/IEA (2013):
RECURSOS EXTRAÍBLES DE PETRÓLEO
- Petróleo convencional 2.668
- Petróleo no convencional 3.287
- Pizarras bituminosas 1.073 (*)
- Shale Oil 335 (**)
- Extrapesado 1.879 (***)
- Total petróleo 5.955
RESERVAS PROBADAS DE PETRÓLEO 1.702
(*) Se refiere a lutitas que contienen materia orgánica (bitumen, kuerógeno) que son necesarias calentar para extraer el petróleo.
(**) Dato tomado de EIA, (2013b).
(***) Petróleos pesados, básicamente en arenas bituminosas, uno de los principales tipos de petróleo no convencional.
Lo primero que llama la atención de estas cifras es que, al igual que ocurre en el caso del gas natural, los recursos extraíbles de petróleo no convencional igualan y/o superan a los recursos extraíbles de petróleo convencional. Esto implica que la entrada en escena de los hidrocarburos no convencionales ha supuesto doblar la estimación de recursos extraíbles de petróleo. En el caso del petróleo no convencional extrapesado, es cierto que no son algo nuevo, que sus inmensos recursos son conocidos (y explotados) desde antiguo.
La segunda consideración que merecen estas cifras es que representan, también al igual que lo comentado para el caso del gas natural, una enorme reserva energética a disposición de la humanidad. Al respecto, téngase en cuenta que el mundo está consumiendo unos 33,33 billones de barriles de petróleo al año (BP, 2014). Las reservas actualmente probadas (1.700 billones de barriles) equivalen al consumo mundial de petróleo de unos 51 años (a ritmos actuales). En cuanto a los recursos extraíbles (5.955 billones de barriles) representan un volumen equivalente al consumo mundial de petróleo de 178 años.
Todas estas cifras, recursos extraíbles, reservas probadas, tanto de gas natural como de petróleo, no son valores estáticos, van a estar variando, oscilando, posiblemente de manera un tanto irregular, casi alocada, en las próximos años, en las próximas décadas. El lector debe saberlo y no perder de vista este aspecto. Posiblemente oiga mensajes en el sentido de que esas cifras, las de los recursos extraíbles, pueden variar sustancialmente a la baja, incluso tanto como para anular los planteamientos que el autor de este artículo formula aquí en lo referente al inmenso potencial energético que los hidrocarburos no convencionales representan y representarán para la humanidad. A ese respecto, la opinión del firmante es la contraria, es que muy posiblemente varíen al alza, a medida que se incremente nuestro conocimiento sobre los hidrocarburos no convencionales, todavía en una fase muy incipiente, ver más adelante.
Actualización de la evaluación de recursos no convencionales en el continente europeo
El ya comentado informe de EIA (2013) Technically recoverable Shale Oil and Shale Gas Resources: an assessment of 137 Shale formations in 41 countries outside the United States contiene la evaluación de un cierto número de formaciones geológicas tipo gas shale y/o oil shale localizadas en el continente europeo. Comoquiera que la cubicación se realiza para cada una de las formaciones geológicas identificadas, se pueden inferir los volúmenes de shale gas y shale oil para cada uno de los países. Los resultados son importantes, tanto individualmente para determinados países, como para la suma total de la Unión Europea. Si se incluyen Rusia y Ucrania en la contabilidad, el volumen de recurso shale gas es sencillamente espectacular. Las cifras se muestran en la tabla de la figura 4.
Con respecto a esta estimación de recursos extraíbles en el continente europeo deben realizarse las tres aclaraciones que son comunes a todas las estimaciones de recursos no convencionales que proporciona EIA (2013b):
- Se evaluaron solamente los recursos tipo shale gas (y shale oil); EIA (2013b) no evaluó otros recursos no convencionales de hidrocarburos tipo tight gas (y tight oil), ni Coal Bed Methane (CBM).
- Representan una primera aproximación a la realidad y se han quedado fuera de la evaluación muchas formaciones geológicas tipo gas shale (y oil shale); este punto queda perfectamente ilustrado con la diferencia en la cubicación (y en el número de formaciones geológicas analizadas) que suministra para shale gas en España el informe EIA (2013b) y la evaluación realizada por ACIEP-GESSAL (2012) (ver más adelante). Esto hará que, muy probablemente, los recursos que finalmente se evalúen en cada país aumenten.
- Los recursos también aumentarán a medida que el desarrollo tecnológico y la productividad, a medida que nuestro conocimiento, lo haga. Hoy en día esta evolución es rapidísima.
Vayamos con las cifras. Para los países de Europa occidental, digamos la Europa de los veintisiete, los recursos extraíbles de gas natural tipo shale gas evaluados por EIA (2013b) ascienden a 13.362 BCM (billones de metros cúbicos en sentido anglosajón, nuestros millardos); sólo de shale gas.
En OECD/IEA (2013) se recogen estos datos referentes a la cuantificación de los recursos extraíbles de shale gas y se añaden los correspondientes a tight gas y a CBM. Con las mismas matizaciones realizadas anteriormente. Las cifras son las siguientes (en TCM, trillones de metros cúbicos, en sentido anglosajón):
- Gas natural no convencional en la Unión Europea
- Tight Gas 4
- Shale Gas 13 (*)
- CBM 2
- TOTAL GAS NATURAL NO CONVENCIONAL 19
(*) Dato tomado de EIA, (2013b).
Es una cifra muy importante. Al respecto, téngase en cuenta que el consumo anual de gas en la Unión Europea alcanza los 438,1 BCM (BP, 2014) por lo que esos diecinueve mil billones de metros cúbicos representan unos 43 años de consumo de gas en la Europa de los veintisiete, a ritmos actuales de consumo.
En sí mismo, ese dato es muy revelador de la potencial importancia que la disponibilidad de recursos no convencionales de hidrocarburos puede tener para el presente y especialmente para el futuro de la Unión Europea. Pero en nuestro continente, este dato, esta potencial disponibilidad del recurso energético gas natural deviene de capital interés puesto que la Unión Europea tiene en la energía uno de sus problemas sin resolver, una espada de Damocles, que está lastrando la competitividad de su industria y que amenaza con devaluar la calidad de vida de sus ciudadanos. Nuestra calidad de vida. Las debilidades europeas en cuestión de energía pueden resumirse en los siguientes puntos y, al respecto, el lector debe tener presente que en el caso de España cada uno de esos puntos, de esos problemas, se encuentra corregido y aumentado, por lo que nuestra situación es considerablemente peor que la que exhibe la media de la Unión Europea.
- PRODUCCIÓN Y CONSUMO. La Unión Europea muestra una peligrosa dependencia externa en cuanto al suministro de energía, especialmente en lo referido a los hidrocarburos. Tal y como ya se ha comentado, el consumo anual de gas de la Europa de los veintisiete se sitúa en torno a los 438,1 BCM, mientras que su producción anual apenas llega a los 146,8 BCM, datos de BP (2014). Producimos escasamente el 33,5% del gas natural que consumimos, importamos el 66,5% restante.
Ningún otro espacio geopolítico del mundo muestra una dependencia tan alta. Estados Unidos es hoy en día el primer productor mundial de gas natural, extrayendo de sus cuencas geológicas prácticamente todo el gas natural que consume; América del Norte (Canadá, EE.UU., México), lo mismo, son autosuficientes; en América del Sur (incluyendo Centroamérica), la producción supera al consumo, por lo que presenta capacidad exportadora neta; Rusia (Federación Rusa), el segundo productor mundial de gas, presenta una enorme capacidad exportadora al ser su producción netamente superior a su consumo; Oriente Medio y África pintan un panorama similar y son dos de los grandes exportadores-suministradores mundiales de gas natural; Asia y Pacífico (incluyendo aquí a Japón, China e India) es, junto con Europa, aunque en menor medida, la región geopolítica con mayor dependencia externa en cuanto suministro de gas natural, puesto que solamente producen el 76,5% de lo que consumen; necesitan importar el 23,5% restante. - RESERVAS PROBADAS. En el caso de la Unión Europea, y en el de las demás regiones geopolíticas, se refieren solamente al gas natural convencional puesto que los recursos extraíbles de gas natural no convencional anteriormente comentados no han alcanzado aún la categoría de “reservas probadas”. En este aspecto, la situación de la Europa de los veintisiete muestra igualmente una situación incómoda, muy deficitaria y, sobre todo, peligrosa. Nuestras reservas probadas se han cuantificado en 1,6 TCM (trillones de metros cúbicos, en sentido anglosajón, nuestros billones), datos tomados de BP (2014), equivalente a 1.600 BCM, lo que representa escasamente el consumo de 3,6 años. Al igual que en el caso de producción/consumo, comparado con el resto de los espacios geopolíticos mundiales, la Unión Europea es la que presenta la ratio más pobre en cuanto a reservas probadas/consumo anual, con una notable y preocupante diferencia.
- PRECIOS DEL GAS NATURAL. Las carencias, deficiencias y dependencias exteriores mostradas en los dos anteriores subepígrafes se traducen en un precio alto del recurso gas natural en la Unión Europea.
Llegados a este punto, el lector debe tener presente que el precio del gas natural está diferenciado-desglosado por grandes áreas y/o regiones productoras/consumidoras. Lo que está ocurriendo es que en los países y/o regiones geopolíticas con capacidad exportadora, por ejemplo, América del Norte desde que Estados Unidos (también Canadá) ha empezado a producir masivamente gas natural no convencional, el precio del gas presenta tendencias bajistas y valores absolutos inferiores o muy inferiores a los característicos de áreas importadoras. Lo anterior queda claramente expuesto en el gráfico de la figura 5, tomada de BP (2014).
Por hacer corto algo que tiene sus complicaciones, puede decirse que, en los últimos nueve años, digamos que desde 2005 a 2014, el precio del gas natural en Estados Unidos ha pasado de 8,79 $/MBTU a 3,71 $/MBTU. El acrónimo MBTU significa millones de britisth thermal units, 1 BTU equivale a unos 25 m3 de gas natural, cifra que varía ligeramente dependiendo del poder calorífico del gas. Es decir, en ese corto periodo de tiempo, el precio del gas natural en Estados Unidos ha experimentado un abaratamiento de casi un 60%. Por el contrario, en Europa ha sufrido un encarecimiento de aproximadamente un 61%, situándose actualmente en unos 10,675 $/MBTU en Europa, casi tres veces superior al precio que tiene en Estados Unidos (3,71 $/MBTU) y Canadá (2,93 $/MBTU).
Si a esto se suma el hecho de que el precio de la electricidad en Europa dobla al que se paga en Estados Unidos (obviamente ambos hechos, precio del gas y precio de la electricidad, están relacionados), se comprende fácilmente el problema energético, y sobre todo económico y social, con que se enfrenta Europa en este principio de siglo. En otras palabras, y teniendo en cuenta que en una parte muy sustancial es debido a su gestión en la exploración-producción de los hidrocarburos no convencionales, el hecho puede resumirse en que el precio de la energía es una tremenda ventaja competitiva para Estados Unidos y es una tremenda desventaja competitiva para nosotros, Europa en general. En el caso de España es, sencillamente, un desastre, puesto que los precios de la electricidad en nuestro país se sitúan entre los más elevados de Europa.
Evaluación de recursos de hidrocarburos convencionales y no convencionales en España
Es un aspecto que está centrando el interés de todos los agentes sociales, empresas de exploración-producción y administraciones, puesto que resulta un factor clave en cualquier discusión y planificación que se realice sobre el aprovechamiento de este tipo de recursos energéticos.
Esta inquietud es común a todos los países, puesto que todos necesitan, y van a seguir necesitando, hidrocarburos en las próximas décadas como elementos principales de sus cestas energéticas. Los que no sean capaces de producir esos hidrocarburos, los van a tener que comprar, y son productos caros, aunque esta última afirmación pudiera ser objeto de algunas matizaciones que no carecerían de sentido.
En cualquier caso, la preocupación es más acuciante (o tendría que serlo) en países como España que son cien por cien dependientes (99,98%, si se quiere ser absolutamente estricto) del aprovisionamiento externo de hidrocarburos.
La gran dependencia externa que soportamos en cuanto al suministro de hidrocarburos, y el valor intrínsecamente alto de estos productos, hace que su compra anual sea un sumando muy oneroso en el debe de nuestra balanza comercial. Al respecto, el lector debe conocer que nuestro país dedica anualmente unos sesenta y dos mil millones de euros a la compra de productos energéticos (petróleo, gas y carbón) en el exterior, casi el 25% del monto total de nuestras importaciones (Banco de España, 2013). Los ingresos en libros por turismo ascienden “solamente” a cuarenta y cinco mil o cincuenta mil millones de euros anuales. Gastamos más en aprovisionarnos de petróleo, gas y carbón que lo que ingresamos por turismo y, fundamentalmente, gastamos mucho dinero anualmente en la compra de hidrocarburos. Aumentar la producción nacional de hidrocarburos debiera ser una prioridad estratégica de todo gobierno en nuestro país, lo es en la de cualquier otra nación de nuestro entorno y de cualquier otro ámbito geográfico, político, cultural y económico. Hay decisiones de gobierno que pueden ser difíciles, arriesgadas o simplemente incómodas de adoptar, pero si son necesarias o aunque fueran “simplemente” importantes, el no hacerlo traerá consecuencias negativas para todo el país, básicamente, pérdida de competitividad y empobrecimiento. Ningún error sale gratis, siempre hay alguien que acaba pagándolo, pero los errores en las decisiones importantes las acabamos pagando todos los ciudadanos (es verdad que a veces con un desfase temporal que suele resultar políticamente muy oportuno y extraordinariamente fácil de gestionar).
Obviamente, en la consecución del objetivo “aumentar a producción de hidrocarburos autóctonos” estaremos condicionados por la geología, por la productividad de nuestras cuencas geológicas. En consecuencia, la primera tarea a realizar debe ser la evaluación de los recursos existentes, de los que pueden ser extraíbles en nuestro país con la tecnología actual. Un enfoque similar al comentado en epígrafes anteriores.
Sorprendentemente, hasta hace un par de años, nunca se había realizado un inventario de nuestros recursos de hidrocarburos, ni siquiera de los convencionales. Ha sido la entrada en escena de los hidrocarburos no convencionales, y la inmediata percepción de que España atesora un importante potencial en gas no convencional, lo que ha empujado a abordar este tema y a generar, en el reducido lapso temporal de dos años, las primeras evaluaciones, que actualmente son ya tres. Se comentan a continuación los enfoques, características y resultados de cada una de ellas, en orden cronológico de publicación y/o presentación pública.
Extrapolación a España de los recursos exploratorios de shale gas existente en los Estados Unidos (COIMCE)
Esta extrapolación fue realizada por el Colegio de Ingenieros de Minas del Centro (COIMCE) y vio la luz pública en febrero del año 2013. Los resultados se obtuvieron a base de comparar realidades distintas y solamente se analizaron en el estudio los potenciales recursos de shale gas; no se contempló ni el tight gas, ni el CBM, ni el petróleo no convencional, ni los hidrocarburos convencionales.
La idea era sencilla, en realidad era muy simple, pero también muy lejana del simplismo con el que estamos acostumbrados a ver tratar temas de importancia. Se extrapoló una realidad relativamente bien conocida, la productividad de shale gas en las cuencas geológicas de Estados Unidos, a otra realidad no conocida: la potencialidad-productividad de las cuencas geológicas españolas para shale gas.
El equipo de trabajo seleccionó las cuencas geológicas, incluso los sectores dentro de cada una de ellas, que en España presentan características similares a las que exhiben las productoras de shale gas en Estados Unidos. Obviamente ésas, y solo esas cuencas y/o sectores, son sobre las que puede realizarse la extrapolación. Se desecharon los dominios ígneos, metamórficos, etc., y se delimitó una superficie (acabó siendo de unos 200.000 km2), que es la que fue considerada como adecuada para extrapolar sobre ella los datos de productividad de las cuencas americanas con producción de shale gas. La superficie mencionada no debe interpretarse como la extensión estimada de las formaciones de tipo shale gas en España, sino como la superficie de “cuenca geológica extrapolable” seleccionada.
Con este sencillo método, obtuvieron un resultado de 1.339 BCM (47,3 TCF) de recursos exploratorios de shale gas en España. El lector debe tener claro que el estudio Extrapolación a España de los recursos exploratorios de shale gas existentes en los Estados Unidos no asocia esos recursos exploratorios a ninguna formación geológica en particular, sencillamente es el resultado de la extrapolación geológico-productora de Estados Unidos al conjunto de las cuencas geológicas españolas.
En cualquier caso, es un volumen muy importante de gas natural. A los ritmos actuales de consumo, unos 29 BCM por año, representa el volumen de gas natural consumido en España durante cuarenta y seis (46) años.
El enfoque y realización de este estudio suministra un ejemplo perfecto de la grandeza de las ideas sencillas, cuando éstas son seleccionadas engarzadas, tratadas y conjugadas con criterios técnicos correctos, adecuados y sólidos. El tiempo y los resultados de posteriores estudios más detallados y realizados con más medios han demostrado lo acertado de este estudio pionero sobre la potencialidad de recursos de gas no convencional.
Evaluación preliminar de los recursos prospectivos de hidrocarburos convencionales y no convencionales en España (ACIEP-GESSAL, 2013)
ACIEP es la Asociación Española de Compañías de Investigación, Exploración y Producción de Hidrocarburos y Almacenamiento Subterráneo (www.aciep.com) que alberga en su seno a la mayor parte de las compañías de exploración-producción de hidrocarburos con implantación en España.
GESSAL (www.gessal.com) es una empresa de consultoría española que desarrolla su actividad profesional en la exploración y geológica y geofísica del subsuelo. Cuenta con una dilatada y exitosa tradición de servicios de consultoría, apoyo y soporte a las compañías que operan en territorio español centradas en la investigación y producción de hidrocarburos, almacenamiento geológico de gas natural, de CO2 y de residuos, geotermia, etc., así como para la Administración. Posee un conocimiento muy completo de la geología y de la dinámica petrolífera de las cuencas geológicas españolas.
ACIEP, consciente de la necesidad de disponer de una evaluación de los recursos prospectivos de hidrocarburos para el conjunto de las cuencas geológicas españolas, encargó a GESSAL la realización de un estudio detallado. El objetivo del trabajo era obtener una cuantificación, lo más precisa posible, de los recursos prospectivos de hidrocarburos, gas y petróleo, tanto convencionales como no convencionales, en tierra (onshore) y en mar (offshore), con desglose por cuencas geológica y evaluación realizada sobre las formaciones geológicas y/o secuencias sedimentarias específicas, conocidas, lo que permite asignar los recursos obtenidos a las formaciones analizadas. Se trataba de que, tanto las administraciones españolas como las empresas interesadas en la exploración y producción de hidrocarburos en territorio español, dispusieran de una evaluación objetiva, basada en criterios puramente técnicos, lo más detallada y veraz posible de la potencialidad que nuestro país ofrece para hidrocarburos.
El trabajo fue entregado a ACIEP en diciembre de 2012, aunque no fue publicado (presentado en público) hasta marzo de 2013; es por ello, que el lector puede encontrar ambas fechas como referencia para este trabajo.
Constituye la evaluación de recursos de hidrocarburos más detallada de las que actualmente disponemos en España y su obtención ha representado un paso adelante en el conocimiento de la potencialidad que para hidrocarburos ofrecen las cuencas geológicas españolas. Lo que en ella se evalúa, los volúmenes de hidrocarburos que se obtienen y que a continuación se comentan en este artículo, son recursos prospectivos. Por recursos prospectivos debe entenderse los volúmenes de hidrocarburos recuperables (con la tecnología actual), incluso en acumulaciones no descubiertas (la metodología empleada permite obtener esa proyección). Es decir, no son reservas; son volúmenes no probados, son estimaciones probabilísticas, basados en datos fiables de las formaciones geológicas analizadas y de otras formaciones análogas bien conocidas. Obviamente, los resultados obtenidos en el trabajo de ACIEP-GESSAL, que son realmente espectaculares, necesitan de los correspondientes trabajos de investigación, perforación, fracturación hidráulica (para el caso de los hidrocarburos no convencionales), obtención de testigos, análisis de gas contenido que sean capaces de liberar, estimación de volumétricos, etc., con objeto de despejar incertidumbres y, básicamente, realizar el paso de recursos recuperables a reservas.
Los resultados de la evaluación se desglosan, se asignan a las siguientes categorías: shale gas, tight gas, Coal Bed Methane (CBM), gas convencional y petróleo convencional.
La estimación realizada para recursos no convencionales necesita dos aclaraciones: 1) solamente se evaluaron recursos en tierra (onshore), y 2) solamente se evaluaron los recursos de gas no convencional, no se evaluaron potenciales recursos de petróleo no convencional, recuerde el lector que el inventario EIA (2013b) que ya ha sido comentado en un epígrafe anterior, si evalúa para la Megasecuencia del Jurásico Marino de la Cuenca Vasco-Cantábrica los recursos extraíbles de shale oil.
La estimación realizada para los recursos convencionales contempla tanto gas como petróleo, y tanto en tierra como en mar.
Se utilizaron metodologías distintas para evaluar los recursos que acabaron asignándose a cada una de las categorías que contempla el estudio de ACIEP-GESSAL: shale gas, tight gas, Coal Bed Methane (CBM), gas convencional y petróleo convencional.
Metodología empleada y cifra de recursos extraíbles para la categoría shale gas
Se empleó la siguiente metodología, que es absolutamente habitual o normalizada en la evaluación de recurso de este tipo de formaciones geológicas.
- Según los datos geológicos disponibles, fundamentalmente de pozos perforados históricamente para objetivos convencionales en cada una de las diferentes cuencas geológicas españolas, se identificaron las formaciones geológicas que pueden ser consideradas como rocas madre, rocas generadoras de hidrocarburos.
- Realmente, la mayor parte de ellas, las que presentan mayor extensión, son conocidas. Al respecto, el lector debe tener en cuenta que en España se han perforado en los últimos cien años (lo que abarca nuestra historia exploratoria) más de ochocientos (800) pozos para investigación-producción de hidrocarburo (Álvarez de Buergo, 2005). Sólo en la Cuenca Vasco-Cantábrica, históricamente unas de las más prometedoras del país, el número de sondeos asciende a doscientos veintiuno (221) (García Portero y Esteban Arispe, 2014). Muchos de estos pozos cortaron las diferentes rocas generadoras existentes en nuestras cuencas geológicas; además, la mayor parte de estas formaciones geológicas presentan extensos afloramientos sobre sectores amplios de las cuencas. Son formaciones que se vienen estudiando desde hace décadas, básicamente para conocer su productividad en los sistemas con hidrocarburos convencionales. Se conocen sus contenidos en materia orgánica (medido en tanto por ciento sobre el peso total y expresado como TOC, Total Organic Carbón), en qué pozos han suministrado indicios de petróleo, en cuáles de gas, con mayor o menor detalle se conoce su disposición estructural en las diferentes cuencas, a qué profundidades se sitúan las ventanas de petróleo y/o las ventanas de gas. Adicionalmente, se dispone de muchos datos sobre su composiciones mineralógicas, composiciones químicas, propiedades petrofísicas, características de los medios de sedimentación en los cuales se depositaron, sobre la presencia o no de elementos químicos no deseables, de SH2 (ninguna lo tiene), etc. En absoluto son formaciones geológicas desconocidas, como parece sugerirse en algunas afirmaciones, declaraciones y/o escritos que circulan últimamente en contra de la exploración-producción de hidrocarburos no convencionales.
- De las formaciones geológicas identificadas consideradas aptas, se seleccionaron solamente aquellas con potencia mínima de 50 m y que se situasen (que su techo se situase) a menos de 4.000 m de profundidad.
- Se cuantificó el volumen recuperable de hidrocarburo teniendo en consideración el volumen, área por potencia, de la formación geológica (deducido en base a los mapeos sísmicos); la densidad promedio de la roca se tomó directamente de los valores de la diagrafía density (de todas las formaciones se ha obtenido, a lo largo de la historia exploratoria, un gran número de registros, diagrafias o logs).
- Con los datos de volumen y de densidad, se calculó las toneladas de roca sobre las que se realizaría la evaluación-cuantificación.
- Según los estudios específicos de las diagrafías para cada formación geológica, y también según los valores de formaciones geológica americanas análogas, bien conocidas, se obtuvo un valor de metros cúbicos de gas por tonelada de roca y se diferenció entre gas libre (en la porosidad, poros y microfracturas) y gas adsorbido (básicamente en la materia orgánica).
- Con el protocolo anterior se obtuvo el volumen de Gas-In-Place (GIP) para cada formación geológica.
- A ese volumen de GIP se le aplicó un factor de recuperación; realmente se aplicaron tres valores, uno bajo, otro medio y otro alto; aquí se empleó la información de formaciones análogas americanas bien conocidas (Barnett Shale).
- El resultado se corrigió a la baja aplicando un factor de confianza que fue diferente, decreciente y siempre menor que la unidad, para formaciones muy conocidas, medianamente conocidas y poco conocidas.
No son las únicas formaciones tipo gas shale que existen en nuestro país, pero sí son posiblemente las más evidentes y quizá las más voluminosas. Pero hay más, que irán apareciendo en proyecto exploratorios específicos y/o en posteriores inventarios que se realicen.
En cualquier caso, el resultado de la evaluación preliminar de ACIEP-GESSAL fue espectacular para la categoría shale gas. Se trabajó con dieciséis (16) formaciones geológicas repartidas en siete (7) cuencas geológicas y se obtuvo una cifra de 1.977 BCM de shale gas recuperable, aplicando los valores medios obtenidos para el GIP. Representa el consumo de gas natural en España de 68 años, a ritmos actuales de consumo (29 BCM/año).
Hay un comentario adicional que debe realizarse en relación con la evaluación de los recursos extraíbles de shale gas en España; es importante para acercar al lector a la fiabilidad de los resultados aportados. Tal y como ya se ha comentado, la Energy Information Administration del Gobierno de Estados Unidos (EIA) realizó el inventario Technically recoverable Shale Oil and Shale Gas Resources: an assessment of 137 Shale formations in 41 countries outside the United States, que fue publicado en junio del año 2013. En dicho inventario se atribuye a la Megasecuencia del Jurásico Marino de la Cuenca Vasco-Cantábrica un volumen de shale gas técnicamente recuperable de 8 TCF, equivalente a 226 BCM. La Evaluación preliminar de los recursos prospectivos de hidrocarburos convencionales y no convencionales en España (ACIEP-GESSAL, 2013) se realizó en paralelo, sin intercambio de información con la EIA, de hecho, finalizó antes y obtuvo, para la misma formación geológica, un volumen de shale gas extraíble de 209 BCM (valor medio). Prácticamente el mismo valor en los dos inventarios, una buena señal sobre la calidad con que están realizados y sobre la fiabilidad de los resultados.
Metodología empleada y cifra de recursos extraíbles para la categoría tight gas
Se contemplaron solamente formaciones tipo tight conocidas. Se empleó la siguiente metodología, también estandarizada en el cálculo de volumétricos.
- Se identificaron las formaciones geológicas que pueden ser consideradas como gas tight, fundamentalmente en base a la información de los pozos históricamente perforados.
- Se cuantificó el volumen de roca (de forma similar a la descrita anteriormente).
- Se evaluó el volumen de Gas-In-Place (GIP). Las rocas tight no tienen contenidos apreciables de materia orgánica, por lo que todo el gas debe estar contenido en la porosidad, microporosidad, ya sea matricial (normalmente muy baja) o de fractura. Mediante el estudio de los logs, para cada formación se estimó el volumen de la porosidad, la saturación en gas y se aplicó el factor de compresibilidad de gas más adecuado a cada caso concreto según los datos de profundidad y de presión de poro.
- A los valores de gas contenido en la roca se le aplicaron tres valores de factor de recuperación, basados en los datos conocidos de formaciones análogas, uno mínimo, otro medio y otro máximo.
Para el tight gas, los resultados son mucho menos importantes que los obtenidos para el shale gas. El estudio contempló ocho (8) formaciones geológicas tipo tight repartidas en cuatro (4) cuencas geológicas españolas. Se obtuvo un valor mínimo de 1 BCM recuperable de tight gas, un valor medio de 7 BCM y un valor máximo de 61 BCM.
En cualquier caso, en opinión del firmante de este artículo, muy posiblemente las estimaciones futuras de tight gas en España aumentarán puesto que hay bastantes formaciones geológicas, en las proximidades de las rocas generadoras y/o intercaladas con ellas que no poseen características de rocas reservorios convencionales y que podrán situarse en la categoría de reservorios tight.
Metodología empleada y cifra de recursos extraíbles para la categoría Coal Bed Methane (CBM)
Comoquiera que ya existía un inventario de los recursos extraíbles de CBM (IGME, 2004), la Evaluación preliminar de los recursos prospectivos de hidrocarburos convencionales y no convencionales en España (ACIEP-GESSAL, 2013) adoptó directamente los valores del inventario del IGME.
En consecuencia, la cifra de recursos prospectivos de CBM en España se establece en 41,3 BCM, que corresponde en su totalidad a los carbones del Paleozoico en el Macizo Hespérico.
Estimación de recursos extraíbles de gas no convencional en España
Sumando las cifras de gas no convencional obtenidas para cada una de las categorías (shale gas, tight gas y CBM) en la Evaluación preliminar de los recursos prospectivos de hidrocarburos convencionales y no convencionales en España (ACIEP-GESSAL, 2013) se obtiene que, utilizando los valores medios resultantes de la evaluación, el VOLUMEN DE GAS NO CONVENCIONAL TÉCNICAMENTE EXTRAÍBLE EN ESPAÑA ASCIENDE A 2.026 BCM.
Es una cifra muy importante que representa las necesidades españolas de gas natural durante unos 69 años, a ritmos actuales de consumo. La conclusión obvia es que España tiene una gran potencialidad en cuanto a gas natural no convencional, por lo que el valor de la producción puede ser enorme y no debe despreciarse la contribución que este recurso pueda hacer a la economía del país. El lector debe considerar que en España, el precio del metro cúbico de gas natural puesto en el mercado ronda los 0,3 euros; la puesta en valor de esos recursos extraíbles representaría más de seiscientos mil millones de euros.
Metodología empleada y cifra de recursos extraíbles para las categorías gas convencional y petróleo convencional
En base al conocimiento disponible se seleccionaron y evaluaron treinta (30) formaciones geológicas, reservorios convencionales porosos y permeables, que se distribuyen en quince (15) dominios geológicos, ocho (8) en tierra y siete (7) en mar. La estimación de los recursos se realizó para cada dominio, como suma de las estimaciones de sus subdominios, comprobándose la existencia de los diversos componentes geológicos (roca madre, roca reservorio convencional, roca sello) y procesos geológicos (generación, migración primaria, migración secundaria, entrampamiento efectivo) que constituyen los diferentes Sistemas con Hidrocarburos implicados en los diversos subdominios analizados. Se consideró también el tamaño de los campos ya descubiertos, la densidad de pozos con indicios-acumulaciones y los secos (para cada una de las formaciones geológicas consideradas) y la densidad de la malla sísmica existente. Todo ello condiciona la fiabilidad de la información de partida que, obviamente, es diferente en cada dominio, para cada formación geológica considerada. Con todos los datos, mediante la aplicación del cálculo probabilístico, se realizó la estimación de recursos recuperables para cada formación, desglosado en las diferentes acumulaciones que quedan por descubrir (con estimaciones de sus tamaños), lo cual permite ya obtener, mediante adición, el total de los recursos prospectivos, a los que se aplicó un factor de probabilidad de éxito.
Los resultados obtenidos son también importantes, incluso muy importantes. En cuanto al gas natural convencional, para valores medios, cuantifica 410 BCM, de los cuales 369 BCM se sitúan en el dominio marino y 41 BCM en el dominio terrestre. Es equivalente al consumo de gas de todo el país a lo largo de catorce (14) años.
Para el petróleo convencional, la estimación asciende a 1.945 millones de barriles, de los cuales 1.789 millones corresponden al domino de mar adentro (entre ellos, Canarias es claramente el más importante con 1.200 millones de barriles) y 156 millones de barriles al dominio de tierra. La cifra total corresponde al consumo del país durante cuatro años, a ritmos actuales. No son muchos años, pero cada año compramos fuera el 100% de lo que consumimos y el valor de esos recursos potenciales evaluados por ACIEP-GESSAL es muy elevado, unos ciento setenta y tres millones de dólares.
Síntesis de los resultados obtenidos en la evaluación realizada por ACIEP-GESSAL
Lo expuesto en los epígrafes anteriores queda ordenado en la tabla de la figura 6.
Los volúmenes estimados provienen de los dos inventarios previamente comentados en este artículo: Technically recoverable Shale Oil and Shale Gas Resources: an assessment of 137 Shale formations in 41 countries outside the United States (EIA, 2013) y de la Evaluación preliminar de de los recursos prospectivos de hidrocarburos convencionales y no convencionales en España (ACIEP-GESSAL, 2012).
Para HIDROCARBUROS CONVENCIONALES las cifras son:
- Gas natural: 410 BCM de gas técnicamente recuperables. El valor de su producción puede alcanzar los ciento veintitrés mil millones de euros (considerando el precio del metro cúbico de gas a 0,3 €).
- Petróleo: 1.944 millones de barriles. El valor de su producción puede alcanzar los ciento setenta y tres millones de dólares (barril Brent a 89,21 $).
No están mal. España ha sido históricamente, y sigue siendo, un país insuficientemente explorado para hidrocarburos, que paga un precio muy alto por el gas y el petróleo que importa cada año.
Para HIDROCARBUROS NO CONVENCIONALES las cifras son:
- Gas natural: 2.026 BCM de gas técnicamente recuperables. El valor de su producción puede alcanzar los seiscientos siete mil millones de euros.
- Petróleo: 100 millones de barriles. El valor de su producción puede alcanzar los ocho mil novecientos millones de dólares.
¡Está muy bien! Los 2.026 BCM de gas no convencional recuperables constituyen un recurso energético y económico de primera magnitud.
SON CIFRAS MUY IMPORTANTES. La exploración y producción de hidrocarburos siempre ha sido una asignatura pendiente en este país. Ahora, con la entrada en escena de los hidrocarburos no convencionales, abordar este asunto deviene ya una cuestión de prioridad nacional ineludible.
La supuesta revolución energética
El hecho de que, solamente en una década, la humanidad haya aumentado los recursos extraíbles de gas en aproximadamente 400 TCM (trillones de metros cúbicos), todos ellos de gas natural no convencional (shale gas, tight gas y CBM), haciendo que esos recursos de este combustible (gas natural) cubran unos doscientos cincuenta años de consumo y que haya aumentado en 335 Bbbl (billones de barriles) los recursos extraíbles de petróleo (sólo con el shale oil), es una revolución energética. Este aspecto es innegable. El lector puede afianzar la idea de que la entrada en escena de los hidrocarburos no convencionales (especialmente en lo referido al gas no convencional) es una verdadera revolución energética para la humanidad. Era totalmente impensable hace veinte o treinta años. Contradecía el conocimiento técnico, el saber académico e incluso el propio “sentido común”. Cuando el firmante de este artículo cursó la asignatura de Geología del Petróleo, a finales de los años setenta del pasado siglo, se estimaba que las reservas de petróleo se agotarían allá por el año 2020 (el mañana de hoy) y que las de gas natural lo harían sobre mediados del siglo XXI (el pasado mañana de hoy). Después, llegaron los espectaculares incrementos en los consumos, tanto de petróleo como de gas, que caracterizaron a los dos últimos decenios del siglo XX y a lo que llevamos de la presente centuria, consumos que fueron y son mayores que los que se estimaron cuando se realizaron los cálculos citados. Sin embargo, hemos llegado a la mitad de la segunda década del siglo XXI y nos encontramos con que los recursos extraíbles de gas natural pueden cubrir el consumo mundial de gas natural durante más dos centurias y que el petróleo tiene todavía un largo recorrido antes de llegar a su agotamiento.
A primera vista parece algo sorprendente, inusual y, por la trascendencia que puede tener para la humanidad, pudiera parecer incluso algo milagroso. Pero no es así, en absoluto. En realidad, si hubiéramos aprendido de lo que ha venido ocurriendo sistemáticamente con el resto de las materias primas minerales a lo largo de la historia de la humanidad, ni siquiera debiera sorprendernos.
Comencemos por el final, por lo más cercano en el tiempo. El petróleo es un recurso geológico que sólo muy recientemente está siendo utilizado por la humanidad. En realidad lo venimos consumiendo a lo largo de los últimos ciento cincuenta años. De manera masiva, solamente en los últimos setenta años (desde finales de la Segunda Guerra Mundial). En el caso del gas natural, el comienzo de su uso generalizado es incluso más reciente, en los últimos cuarenta o cincuenta años. Es nada si lo comparamos con la historia del uso de otros recursos geológico-mineros (hierro, plomo, cinc, cobre, etc.). En otras palabras, la historia del consumo de hidrocarburos se encuentra todavía en fases muy iniciales. Bien mirado, tiene su lógica que esté pasando lo que está pasando.
Lo que está pasando es que, a medida que el consumo aumenta (más exactamente, a medida que el consumo se ha disparado), a medida que ya se han destruido volúmenes muy significativos del recurso (ver consumos anuales de gas y petróleo en el correspondiente epígrafe de este artículo), la cuantía de los recursos, y de las reservas, aumenta.
Pues bien, eso es exactamente lo que ya ha ocurrido históricamente con el resto de los recursos geológicos (y/o de otros tipos, como los alimentos) que presentan una más larga historia de extracción, aprovechamiento y consumo masificado. Se puede resumir en lo siguiente: LAS RESERVAS DE TODOS ELLOS AUMENTAN A MEDIDA QUE AUMENTAN LAS RESERVAS DEL CONOCIMIENTO HUMANO.
Ésta es la clave del éxito de la historia del hombre sobre la faz de la Tierra: el conocimiento humano nunca ha dejado de aumentar, y lo ha hecho siempre en progresión geométrica, de forma realmente impresionante a lo largo de los últimos cien años, pero muy posiblemente ridícula, si se compara con lo que será su evolución futura. Y aquí viene lo mejor: las reservas de conocimiento humano son infinitas; mejor dicho, podemos hacer que lleguen a ser infinitas. Las generaciones anteriores han progresado siempre en esa dirección, y lo han hecho de forma cada vez más acelerada. En realidad, lo que han conseguido es que las reservas de conocimiento crezcan a un ritmo sustancialmente más rápido que el declino de las reservas de materias primas (y de comida o de su capacidad para generarla). El conocimiento humano ha hecho aumentar los recursos/reservas de materias primas y de alimentos (aquí, léase la capacidad de generarlos). Como especie (o lo que la humanidad sea), hemos creado más conocimiento que recursos hemos consumido. A pesar de los que solemos oír habitualmente hoy en día, la humanidad siempre se ha caracterizado por (y se ha sustentado en) su capacidad de creación, cuantitativa y cualitativamente muy superior a la destrucción, al consumo, de recursos naturales que realiza.
Así pues, en cierta forma, los recursos (al menos los recursos económicos, los que utilizamos), los creamos nosotros, las personas. Los crean nuestra inteligencia y el conocimiento que ella genera, nuestra capacidad de inventar, los crea la innovación que introducimos en nuestro devenir como especie. En definitiva, los crea la capacidad que tenemos los humanos de transformar nuestro mundo a la vez que trasformamos nuestra propia vida y nuestra propia historia.
Los recursos naturales (los que se encuentran en la naturaleza) no son recursos útiles hasta que el hombre descubre cómo utilizarlos en su beneficio; es decir, cómo convertirlos en recursos económicos. En este sentido, somos nosotros quienes “creamos” los recursos y, es una constante en la historia de la humanidad que, desde ese momento, su disponibilidad aumenta a medida que aumenta nuestro conocimiento de cómo obtenerlos (que es mayor que la rapidez con la que los consumimos). A lo largo de la historia, el nuevo conocimiento, las nuevas herramientas, el desarrollo tecnológico, han hecho que la obtención de los recursos (de cualquiera de ellos) sea paulatinamente más fácil y más barata y no hay nada (ni mucho menos el crecimiento demográfico) que invite a pensar que esta tendencia se pueda invertir en el futuro.
Lo anterior ha propiciado que los consumos actuales de materias primas, y también de comida (enormes en algunos casos), no hayan puesto en peligro el suministro para cubrir las presentes necesidades, y ha propiciado que los recursos-reservas de todas las materias primas (incluidos los hidrocarburos) estén creciendo. En consecuencia, ha propiciado que las materias primas estén deviniendo no escasas, sino todo lo contrario, abundantes. La prueba son los precios que pagamos por ellas: históricamente tienden al abaratamiento, tanto en moneda constante, como en el esfuerzo que cualquiera de nosotros tenemos que realizar para adquirir esas materias primas. En un mercado libre, el precio es siempre el mejor baremo para medir la abundancia y/o escasez de un bien o servicio. El razonamiento está perfectamente expuesto y desarrollado en Simon (1996) (The Ultimate Resource 2). El recurso principal a que hace alusión el título es, por supuesto, el hombre, su inteligencia, su capacidad de invención, su ilimitada capacidad para transformar recursos naturales (finitos) en recursos económicos, que nunca llegan a agotarse, al menos en el sentido económico del término.
Es la historia que se repite con todos los recursos naturales. Independientemente de que algebraicamente sus volúmenes sean finitos, nunca llegan a agotarse; antes de que ello ocurra, ese ultimate resource siempre encuentra otros mejores que entran en relevo de los anteriores.
Es lo que está pasando con los hidrocarburos en ésta, todavía, juvenil etapa de su empleo por la humanidad y lo que, previsiblemente, ocurrirá en el futuro.
En resumen, dejando claro que en el sentido económico y energético los hidrocarburos no convencionales sí son una revolución, en este otro sentido, en el sentido de la posible singularidad en la relación del hombre con los recursos geológico-mineros, nada nuevo, o al menos, una revolución habitual en la historia de la humanidad, una “revolución” de pitiminí.
Lo que ocurrió con la entrada en escena de los hidrocarburos no convencionales, específicamente con el shale gas y el shale oil, es que propiciaron un cambio conceptual que tendrá su impronta en la historia de la humanidad. El cambio puede sintetizarse en que las rocas madres de hidrocarburos pueden ser también excelentes rocas reservorio. Fue un cambio de pensamiento que implicó una ganancia radical de conocimiento que, indefectiblemente como es el sino en la evolución humana, llevó implícito un crecimiento (mayúsculo y repentino, históricamente casi instantáneo) del volumen disponible del recurso económico (gas y petróleo). Pero esto ha ocurrido previamente con todos los recursos geológico-mineros.
En el campo de los HIDROCARBUROS NO CONVENCIONALES, ese aumento del conocimiento se lo debemos a los Estados Unidos de América; lo bueno es que acabaremos aprovechándolo toda la humanidad, lo estamos aprovechando ya, como siempre ha sucedido en la historia del progreso humano.
Lo que previsiblemente se puede estimar que ocurra en el futuro es que, a pesar del masivo y creciente consumo de hidrocarburos, durante cierto tiempo, los recursos extraíbles (también las reservas) aumentarán. El consumo masivo, que además será creciente en los próximos años (en el mundo hay más de mil millones de personas sin acceso, o con acceso muy restringido a la energía) hará que el volumen de recursos y de reservas comience a disminuir. Entonces los hidrocarburos se encarecerán y eso incentivará el desarrollo de nuevas fuentes de energía. Está fuera del alcance de este artículo, pero merecería la pena reflexionar sobre los aspectos que activan y catalizan la innovación humana (al menos, cuando al hombre se le da la suficiente libertad para ser el mismo), lo activan los precios altos, pero también los precios bajos, más parece algo que sale de dentro y no que viene de fuera.
Los hidrocarburos, al igual que cualquier otro recurso económico empleado por el hombre, nunca llegarán a agotarse, como no se ha agotado ningún recurso geológico (minero) que la humanidad haya estado utilizando en las últimas veinte centurias. En caso de que cualquiera de ellos, hidrocarburos incluidos, llegará a hacerlo, ése sería un momento sin trascendencia económica alguna, sin trascendencia histórica. El ultimate resource ya habrá descubierto algo nuevo, algo mejor. Siempre ha sido así.
Al final quedará el legado y el de los hidrocarburos va a ser imponente. Quedarán asociados al periodo (un siglo o dos) en los que la humanidad habrá experimentado el más vertiginoso progreso económico, científico, técnico y social en su historia (la que hasta la aparición de los hidrocarburos fue su historia, muy posiblemente no de la subsiguiente, que será mucho más acelerada). Mirado con la necesaria perspectiva histórica, el punto en el devenir del tiempo durante el que se extendió el empleo de los hidrocarburos por la humanidad acabará marcando algún tipo de frontera en la historia del propio desarrollo humano.
Ese desarrollo técnico y económico espectacular que estamos viviendo en el último siglo está soportado, al menos en parte (quizá en una parte muy sustancial), por el enorme valor añadido que la humanidad está obteniendo con el uso de los hidrocarburos. La riqueza y el desarrollo tecnológico que se está generando será lo que propicie que el recurso principal acabe encontrando “algo” que sustituya a los hidrocarburos y, muy posiblemente, lo acabe encontrando mucho antes de lo que intuitivamente pudiéramos imaginarnos. Cuanto más ricos seamos (la humanidad), antes encontraremos soluciones, antes descubriremos las nuevas fuentes energéticas, las energías del futuro, antes burlaremos nuestras propias limitaciones humanas. Cuanto más pobres continuemos siendo, más tiempo seguiremos anclados a los recursos energéticos ya descubiertos y a los que sean más baratos; el carbón es el que mejor cumple ambas premisas.
Si hay algo que pudiera caracterizar los últimos setenta años de historia humana es el progreso acelerado que ha experimentado en todas las ramas del conocimiento. Ese progreso está basado sencillamente en la utilización (más o menos adecuada) de parte de la riqueza que la humanidad ha sido capaz de generar en ese mismo periodo. Capacidad que: primero, no tiene parangón si se compara con cualquier otra etapa histórica y, segundo, crece de forma acelerada. Los descubrimientos necesitan de inversión, en el caso que nos ocupa (cambiar de unas fuentes energéticas a otras), de inversiones enormes. Lo que en cada momento se encuentra disponible para invertir es una parte, más o menos marginal, de la riqueza que se consigue generar. Si no se crea riqueza, no habrá inversión, si no hay inversión, no habrá descubrimientos, no habrá progreso.
Por eso es bueno crear riqueza. Es lo que permitirá al recurso principal encontrar, descubrir, quizá mucho antes de los que imaginamos, “algo distinto y mejor” que sustituya a los hidrocarburos. Tal y como ya se ha comentado, no estaría haciendo nada nuevo, sería sencillamente continuar con lo que ha hecho siempre a la largo de su historia, pero ahora de forma más veloz, porque ahora es capaz de generar riqueza y conocimiento mucho más rápidamente y en volúmenes mucho mayores.
En el correspondiente epígrafe de este artículo se ha mencionado que, con el volumen actualmente evaluado de recursos extraíbles de gas natural (el convencional más el no convencional), la humanidad dispondría del recurso equivalente a más de doscientos años de consumo (a ritmos actuales). La pregunta es ¿seguirá utilizando gas natural durante esos dos siglos y medio? Obviamente, nadie conoce la respuesta correcta y precisa, pero probablemente, no. Seguramente, no, y lo que es seguro es que el cambio se realizará más rápidamente cuanto mayor riqueza disponible exista.
Finalmente, merece comentarse que ese ultimate resource y sus ilimitadas capacidades es lo que falla, lo que siempre ha fallado, en todos los escenarios malthusianos que a lo largo de los dos últimos siglos no han dejado de plantearse sistemáticamente (entiéndase el propio Malthus, ya ha más de doscientos años, el Club de Roma en la segunda mitad del siglo XX, los Ehrlich, Meadows, Stren, Mann, Boulding, Monbiot, las propuestas habituales del actual ecologismo militante, etc.). Según la mayoría de dichas propuestas, querido lector, a estas fechas, usted y yo tendríamos que estar muertos de hambre o de cualquier otra desgracia medioambiental, y el planeta completamente arrasado. El recurso principal es lo que siempre acaba disociando esas predicciones catastrofistas de la prosaica pero a la vez elevada realidad del ser humano. Es lo que hasta ahora las ha hecho errar sistemáticamente y lo que las seguirá haciendo equivocarse en el futuro.
Aunque sea un aspecto que se encuentra fuera del alcance de este artículo, el autor no quiere dejar de hacer constar que, en su opinión, es dicha malthusiana falta de fe en la humanidad la que caracteriza actualmente a una parte importante de la sociedad occidental (en unos países más que en otros), es lo que se encuentra detrás de nuestra imposibilidad (o al menos dificultad extrema) en realizar un enfoque medianamente racional de la gestión de nuestros recursos geológicos y, en consecuencia, lo que está agravando nuestra decadencia.
El CONOCIMIENTO y el DESARROLLO TECNOLÓGICO es lo único que limita el crecimiento, el futuro de la humanidad, y NADA DE ESO TIENE LÍMITES NATURALES. En consecuencia, es obvio que todo eso es lo que la humanidad no debe parar de incrementar. Por tanto, el autor considera que sería nefasto para todos, como humanidad, como ciudadanos de nuestros respectivos países y como personas, seguir los dictámenes de quienes hoy en día abogan por reducir nuestro desarrollo tecnológico, nuestra generación de riqueza y volver a posiciones cuasi preindustriales. Sería un desastre para todos.
En opinión del firmante de este artículo, en el DESARROLLO TECNOLÓGICO y en la CREACIÓN DE RIQUEZA asociada está la solución a cualquiera de los problemas con los que la humanidad se ha tenido que enfrentar en el pasado, en el presente y con los que tendrá que pelear en el futuro. Incluidos, entre todos los demás, el suministro de materias primas (también de alimentos) y los problemas ambientales. En consecuencia, es la firme creencia de este colegiado que no debemos frenar nuestro desarrollo tecnológico, en ningún campo del saber, tampoco en el de los HIDROCARBUROS NO CONVENCIONALES, que pueden incidir de forma mayúscula en la creación de riqueza a escala global, sin menoscabo del medio ambiente.
Ambos, el desarrollo tecnológico y la riqueza constituyen EL MEJOR LEGADO QUE PODEMOS HACER A NUESTROS DESCENDIENTES. Al final, lo importante es siempre el legado; es en lo que no se puede, en lo que no se debe fallar. El legado que nosotros hemos recibido de nuestros antecesores no es malo: generación tras generación, ellos siempre fueron capaces de traspasar a sus descendientes una situación mejor, de mayor riqueza, que la que habían encontrado.
Comentario adicional sobre la exploración-producción de hidrocarburos no convencionales y de otros recursos geológicos en España
Históricamente, en España, la minería (metálica, no metálica y energética) no ha sido una industria marginal. Más bien al contrario, ha sido importante en cuanto al valor de su producción y en cuanto a los puestos de trabajo que generaba (con una extensa cobertura geográfica que abarcaba la práctica totalidad de la superficie del país). En definitiva, hemos poseído una industria minera significativa en lo referente a su aportación al PIB, a la creación de riqueza y como oferente de empleo.
Sin embargo, actualmente ha quedado reducida a una actividad muy marginal, sin apenas posibilidades de apertura de nuevos centros de producción que entren en relevo de los que van agotando sus reservas. El autor de estas líneas considera que, en parte, se debe a la aplicación de las desmedidas restricciones medioambientales a las que se encuentra sometida la exploración y producción de recursos geológicos.
De lo anterior no debe inferirse que el autor considere que no deban existir reglamentaciones medioambientales que se apliquen a los trabajos-proyectos que interaccionen con el medio, sino que deben ser racionales y deben aplicarse de forma racional. Lo que el firmante de este artículo sostiene es que actualmente la aplicación de normativas medioambientales en España se está realizando de forma inapropiada y fundamentalmente muy restrictiva, sin consideración alguna de los beneficios económicos, sociales y humanos que la actividad de exploración-producción de recursos geológicos puede aportar al país.
Considera que las normativas medioambientales implantadas en nuestro país son excesivamente garantistas y normalmente presuponen la existencia de riesgos muy elevados de que se produzcan daños muy graves, riesgos y daños que, en general, no corresponden a la realidad, como demuestra la actividad extractiva que se realiza en los países, muchos de ellos occidentales y más desarrollados que nosotros, a los cuales acabamos comprando los recursos geológicos que no producimos aquí (hidrocarburos y minerales) y cuyo medioambiente goza de tan buena salud como el nuestro, o incluso mejor. Adicionalmente, el autor estima que esas normativas se están aplicando sin realizar siquiera una valoración realista de los potenciales “daños” medioambientales que los trabajos pudieran realmente ocasionar.
Estas decisiones y actuaciones que aquí se califican como inadecuadas son, en cualquier caso, impropias de una sociedad a la que se le presupone una alta cualificación técnica, política y de gestión. Están originando dos consecuencias que ya son, y muy presumiblemente lo seguirán siendo, quizá todavía en mayor grado, nefastas para el conjunto de España, y también para nuestra profesión. A saber:
- Están impidiendo el acceso del país a sus recursos geológicos: hidrocarburos, minerales, hidrogeológicos, geotérmicos (sobre todo profundos), almacenamientos geológicos, etc. Al respecto debe considerarse que necesitamos competir con el resto de países de nuestro entorno, y de entornos alejados, que estamos inmersos en una economía global y necesitamos explotar los recursos que nuestros competidores produzcan (siempre y cuando dispongamos de ellos), y otros, si fuese posible. El país no puede decidir unilateralmente prescindir de sus recursos geológicos; otros estados no lo van a hacer, no podemos conceder esa ventaja. Nadie debe conceder esa ventaja, menos un país como España cuyo sistema productivo y laboral sigue presentando unos desequilibrios evidentes que lastran nuestra competitividad y nuestra economía.
- Están destruyendo un sector significativo del mercado de trabajo de calidad para nuestro colectivo, los geólogos, y para otros habitualmente involucrados en la exploración-producción de recursos geológico-mineros. Este es, posiblemente, el sector productivo para el que mejor dotada se encuentra nuestra profesión y nuestros profesionales, ése en el que poseemos mayores ventajas competitivas, en el que nuestros profesionales podrían ocupar posiciones prominentes. Sin embargo, es en el que dramáticamente se ha venido recortando y/o impidiendo su expansión a lo largo de los últimos años, en parte por la aplicación abusiva de normativas-figuras de protección ambiental.
Si la tendencia actual persistiese, el sector de la exploración-producción de recursos geológicos continuará siendo generador de desempleo en el futuro. Otro más. La recuperación de este sector, de esta actividad productiva del país, es un requisito necesario para garantizar el futuro de nuestra profesión y de un mejor funcionamiento de la economía nacional. El revertir esta situación tendría que ser uno de los principales cometidos que todos, incluido nuestro Colegio profesional, tendríamos que fijar entre nuestras prioridades. Tampoco estaría de más reflexionar si en el pasado, como profesión, hicimos todo lo que hubiéramos podido hacer para evitar el deterioro de este sector y aplicar las conclusiones a nuestras acciones del presente y del futuro.
Si no cambiamos esa tendencia sólo nos quedará seguir formando a nuestros universitarios, a nuestros geólogos (formación que se realizará fundamentalmente en centros públicos, con cargo al dinero de todos los españoles). Pero, una vez finalizados sus estudios universitarios, para poder trabajar tendrán que marcharse al extranjero. De hecho, si en el futuro no encuentran atractiva la situación, posiblemente pocos querrán ser geólogos.
Los que acaben siéndolo y se marchen fuera, trabajarán, fundamentalmente, en exploración y producción de recursos geológicos: en minería metálica, muchos en América del Sur; quizá en minería no metálica; seguro que en el campo de los hidrocarburos convencionales y no convencionales, por todo el mundo, Europa incluida. Trabajarán mayoritariamente en el sector que en su país de origen casi habrá dejado de existir. Los formaremos nosotros, con nuestro dinero; pero trabajarán en otros países generando allí riqueza y prosperidad. Además, que nadie olvide que el círculo no se cerrará así, se completará cuando nosotros, España, acabemos comprando parte de esa producción de recursos geológicos (metales, no metales, gas y petróleo), algunos porque ciertamente no se podrán producir aquí, la mayoría porque nuestras decisiones habrán impedido que los podamos seguir produciendo en nuestro país.
Mientras tanto, España puede acabar convirtiéndose en un país en el que prácticamente no se pueda producir ningún recurso geológico del suelo y/o subsuelo. Perderemos el valor de la potencial producción, el valor del empleo directo e indirecto (el de nuestros profesionales sería de los más cualificados), perderemos el conocimiento que se genera con la actividad de exploración y extracción. Podría quedarnos el consuelo de que, al menos, viviremos en un país muy verde, muy ecológico (cualquiera que sea el significado de esta palabra). Pues muy probablemente, no nos quedará ni siquiera eso, por la sencilla razón de que la protección del medio ambiente y la pobreza no casan bien, son difíciles de conjugar. Lo contrario sí suele ir generalmente de la mano: los países más ricos suelen ser los que disfrutan de un medio ambiente mejor protegido y conservado, básicamente por haber sabido integrar, de forma más racional y eficiente, la riqueza que genera la extracción de sus recursos geológicos en el conjunto de sus economía. No resulta muy arriesgado aventurar que, entre los países occidentales que produzcan sus recursos de hidrocarburos no convencionales (Estados Unidos, Canadá, México, Australia, Gran Bretaña, Alemania, etc.) encontremos muchos ejemplos de países ricos con medio ambiente mucho mejor que el de los que acabarán poseyendo los países con peor renta per cápita.
En lo que a España respecta, nada casa, nada encaja bien en nuestro futuro (ni la protección del medio ambiente, ni el mantenimiento de nuestro Estado de bienestar, ni la implementación de programas públicos de I+D+i, ni el mantenimiento del empleo de nuestro colectivo profesional, etc.) si el país no es capaz de producir riqueza en magnitudes sustancialmente mayores que las que actualmente consigue generar.
A este respecto, si pudiéramos tomar algún concepto como axiomático, tendría que ser que primero es la economía y luego puede venir todo lo demás. Primero generar riqueza y después reinvertir parte de ella en cubrir necesidades, en paliar problemas, en ayudar al que lo necesite, en enseñarle y apoyarle a ayudarse a sí mismo, en extender la riqueza a los países pobres. Es la única solución, también en nuestra relación con los países pobres, debemos utilizar parte de la riqueza que generemos y nuestro conocimiento para enseñarles y enriquecerles a ellos, de lo contrario su pobreza acabará haciéndonos pobres a nosotros. El que suscribe considera que ese debe ser el argumento central sobre el que se organice un estado occidental como el nuestro (y, en general, cualquier nación), en modo alguno debiera hacerse sobre la protección del medio ambiente, tal y como parece deducirse de algunas declaraciones que, con el paso de los años, se escuchan y se leen con mayor insistencia, y/o de legislaciones que acaban implementándose en nuestro país. Si no conseguimos instituir un sistema productivo y económico que funcione, que genere riqueza, no podremos resolver ninguno de los problemas sociales que acucian (y seguirán haciéndolo) a nuestro país: educación, sanidad, protección a los más desfavorecidos, también cuidado del medio ambiente, etc. Todos estos conceptos son aplicaciones de fondos y para aplicar los fondos, primero es necesario generarlos.
Es un aspecto marginal al contenido de este artículo, pero el autor considera importante mencionarlo. Todos en el país debiéramos tener como principal objetivo poner a funcionar nuestra economía, hacerla competitiva entre las más competitivas. También los geólogos, con nuestro conocimiento, en los ámbitos de nuestras actuaciones. Es la opinión del firmante que, en estos momentos y como tarea de futuro, como organización colegial, quizá de las mejores acciones que podríamos emprender para nuestra profesión y para nuestro país, solos o mejor en compañía de otros colegios profesionales y/o colectivos, es ayudar a corregir cualquier mal funcionamiento que pudiera existir en la aplicación abusiva e indiscriminada de reglamentaciones y figuras de protección medioambiental que perjudiquen el racional aprovechamiento de nuestros recursos geológicos. La finalidad sería que, una vez subsanados esos malos funcionamientos, se propiciase que el sector de la exploración-producción de recursos geológicos cambiase su tendencia declinante de las últimas décadas y volviese a ser una actividad productiva de relevancia económica creciente para el país, con cierta capacidad como oferente de trabajo, especialmente para nuestra profesión.
España siempre ha tenido un déficit estructural en lo referente al conocimiento del subsuelo, lo que ha limitado especialmente el acceso a los recursos de hidrocarburos, que suelen ser los que yacen más profundos, así como el desarrollo de proyecto de almacenamiento geológico de gas natural, de CO2 y de otros residuos. En esto, como en muchas otras cosas, vamos por detrás de muchas de las naciones de nuestro entorno. Con la entrada en escena de los hidrocarburos no convencionales, la ruptura puede ser definitiva e insalvable, por la siguiente razón. Los países que decidan investigar y producir sus recursos de hidrocarburos no convencionales (van a ser casi todos, posiblemente todos, los occidentales y todos los emergentes) obtendrán dos ventajas sobre el resto: aumentarán su riqueza, sin ningún menoscabo para el medio ambiente, y aumentarán exponencialmente su conocimiento del subsuelo: téngase en cuenta que anualmente se realizan en el mundo más de 35.000 operaciones de fracturación hidráulica, que en el futuro se realizarán más, y que todas están y estarán perfectamente monitorizadas por lo que la generación de datos estratigráficos, sedimentológicos, petrológicos, petrofísicos, estructurales y, en general, sobre la dinámica de los hidrocarburos y del subsuelo, será ingente, enorme. Y es en el subsuelo donde se centrará la exploración geológica de futuras generaciones, el trabajo de muchos geólogos, ya sea por razones puramente científicas, industriales, energéticas, etc.
Equivocarnos en este tema significará aumentar el desfase negativo de riqueza y de conocimiento que ya tenemos con los principales países occidentales y adquirir esa desventaja con respecto a países actualmente emergentes con los que hoy todavía podemos codearnos. Una apuesta segura hacia la indigencia económica y del conocimiento.
Les invito a mirar al futuro, a reflexionar sobre lo que pasará si la tendencia continúa. Imaginen que en nuestro país se continúa impidiendo, o restringiendo considerablemente, la inversión en una parte importante del sector primario (la minería, la producción de recursos geológicos en general), imaginen que el sector secundario de la economía (industria manufacturera, transformación de materias primas, fabricación de herramientas, etc.) continúe lastrado, seriamente amenazado y/o condenado, por el elevado precio de la energía en España. Entonces, ¿alguien podrá extrañarse de que el dinero disponible acabe moviéndose entre la fuga y la especulación?, ¿alguien podrá extrañarse de que en el país se empobrezca? A menudo se suele oír que siempre nos quedará el turismo. Ojalá fuese así, quiera Dios que no nos falte nunca. Pero aunque lo sigamos teniendo, no será suficiente, y no podemos condenar a las generaciones venideras a que su máxima aspiración sea un empleo en el sector de los servicios turísticos, por muy honorables que todos ellos sean, que lo son.
Para terminar este epígrafe, permítanme una reflexión y perdónenme dos palabras. Pónganse en la piel, métanse en los zapatos de esos jóvenes geólogos españoles que se ven y se verán en la necesidad de emigrar a otros países para poder ejercer su profesión, para poder trabajar en la exploración y producción de recursos geológicos. Tendría que ser fácil ponerse en el lugar de esos jóvenes, algunos serán nuestros propios hijos, nuestros familiares o familiares de nuestros amigos. En muchas otras naciones así ocurriría. Su futuro debería aterrar nuestro presente, como indefectiblemente lastrará el devenir económico del país. Pero aquí, la sensibilidad de amplios sectores de la sociedad parece como anestesiada, quizá pueda deberse a que amplios sectores de la sociedad crean tener su futuro más o menos asegurado al cobijo de un empleo público. Pero el empleo público no crea riqueza; siendo muy benevolentes, se podría decir que distribuye y reinvierte la que otros generan. Ni si siquiera esos empleos podrán subsistir si el país no es capaz de generar riqueza en magnitudes mayores que las actuales.
¿Qué creen ustedes que pensarán esos jóvenes de los dirigentes políticos, de los líderes que gestionan la educación, de las personas que están dirigiendo el país y los ámbitos profesionales? Yo creo que nos pondrán de gilipuertas y de joputas para arriba, y creo que tendremos merecidos ambos epítetos.
Conclusiones
En la situación actual en la que se encuentra la exploración-producción de hidrocarburos no convencionales en el mundo, contemplando e incluyendo la especificidad del caso español, cabe destacar o plantear las siguientes conclusiones:
- LOS HIDROCARBUROS NO CONVENCIONALES SON YA EL MAYOR ELEMENTO DE COMPETITIVIDAD DE LA INDUSTRIA Y DE LA ECONOMÍA NORTEAMERICANA
Lo son además sin ningún menoscabo para su medio ambiente. Su producción está generando riqueza para el país y para los ciudadanos, por tres vías complementarias: mediante la importante reducción de los precios de la energía que pagan sus ciudadanos, mediante la reducción de la factura por compras al exterior, y mediante la atracción de inversiones y creación de empresas, de puestos de trabajo, con la consiguiente aportación al producto interior bruto. - CON SU GESTIÓN DE LOS HIDROCARBUROS NO CONVENCIONALES, ESTADOS UNIDOS HA VUELTO A DEMOSTRAR QUE LA TECNOLOGÍA Y EL CONOCIMIENTO SON LAS MEJORES HERRAMIENTAS DE LAS QUE LA HUMANIDAD DISPONE PARA CREAR RIQUEZA Y SOLUCIONAR SUS PROBLEMAS
El conocimiento humano y el progreso científico, tecnológico e industrial que se crea con el desarrollo y aplicación de dicho conocimiento son el mejor activo del que disponemos las personas, las sociedades, la humanidad en su conjunto, para solucionar los problemas que en cualquier momento pudieran acuciarnos, incluyendo los ambientales.
Quizá una de las mejores características que definen a las personas y a los países pragmáticos sea su capacidad de axiomatizar que la solución de los problemas y el progreso económico y social son consecuencia de la riqueza creada. Si no se crea riqueza, solo existirá pobreza, acumularla o repartirla es el mismo sinsentido. En consecuencia, crear riqueza debiera ser la prioridad principal de los gobiernos (y de cada uno de los ciudadanos). - EL GAS NATURAL ES UNA ENERGÍA DE FUTURO
La humanidad necesitará gas natural para realizar la transición hacia las energías del futuro, más limpias, probablemente con menor contenido en carbono. Los recursos disponibles de gas natural no convencional son y serán una gran ayuda para que la humanidad logre ese objetivo; son un recurso energético “limpio” en el que basar la transición hacia las energías del futuro. - LA PRODUCCIÓN DE HIDROCARBUROS NO CONVENCIONALES USANDO LA FRACTURACIÓN HIDRÁULICA ES UN PROCESO INDUSTRIAL MADURO
Es absolutamente viable, tanto técnica, como económica y medioambientalmente. La tecnología que emplea es madura, muy moderna y en un constante y frenético proceso de I+D+i. Esto último es el factor común a toda la tecnología empleada en la exploración de hidrocarburos, en el proceso de fracturación hidráulica y en el seguimiento y control de todas las operaciones. Es sofisticada, pero no mucho más (o quizá ni siquiera tanto) como la que se emplea actualmente en multitud de sectores industriales, técnicos y/o científicos, médicos, etc.
Los países occidentales están plenamente capacitados para gestionar adecuadamente todos los aspectos técnicos y medioambientales relacionados con la exploración y producción de hidrocarburos no convencionales. - MUCHOS DE LOS PAÍSES OCCIDENTALES Y DE LOS EMERGENTES SEGUIRÁN EL EJEMPLO AMERICANO: GESTIONARÁN ADECUADAMENTE SUS RECURSOS NO CONVENCIONALES Y CREARÁN RIQUEZA Y PROGRESO
Es obvio que Estados Unidos ha marcado la tendencia en cuanto a la introducción (descubrimiento), desarrollo y producción de hidrocarburos no convencionales (tanto gas como petróleo), pero otros países, muy posiblemente la inmensa mayoría de los que dispongan de recursos y especialmente los occidentales, seguirán su ejemplo y se unirán a la “revolución” energética que constituyen estos hidrocarburos.
Obviamente, para todos esos países (los occidentales hasta el momento son muy dependientes de suministros energéticos externos), la producción de volúmenes más o menos significativos de hidrocarburos representará una enorme ventaja competitiva, de la misma forma que ya lo es para Estados Unidos. La mayor parte de los países no van a desaprovechar esta oportunidad, producirán sus recursos y lo harán sin ningún menoscabo para el medio ambiente. Disminuirán su dependencia energética, aumentarán la competitividad de sus industrias y elevarán el nivel de vida de sus ciudadanos. - ESPAÑA NO DEBE PLANIFICAR Y RESOLVER EL FUTURO DE LA EXPLORACIÓN-PRODUCCIÓN DE SUS HIDROCARBUROS NO CONVENCIONALES COMO SI ESTUVIÉSEMOS AISLADOS DEL MUNDO
Europa ya ha cometido ese error en su planificación industrial y energética, el resultado ha sido la carestía en el precio de la energía y la pérdida de competitividad de su industria, lo cual conlleva indefectiblemente a la disminución del nivel de vida de los europeos. En España, los errores cometidos en el pasado en cuestión de planificación energética están en la mente de todos, y en los bolsillos. Los estamos pagando mes a mes en nuestra factura energética.
Ni Europa ni España pueden volver a equivocarse en un tema como éste, con una muy marcada incidencia en la competitividad de los países y en el nivel de vida futuro de sus habitantes. Cualquier nuevo error, aumentará nuestra decadencia industrial, económica, social y política. Cualquier nuevo error, nos hará más pobres. - DISPONEMOS DE LA TECNOLOGÍA Y DE LOS MECANISMOS DE CONTROL DE LAS OPERACIONES PARA EXPLORAR Y PRODUCIR HIDROCARBUROS NO CONVENCIONALES
Lo racional, lo inteligente, lo que debiera exigirse e implementarse en una sociedad como la española (la occidental en general), moderna, tecnológica y necesariamente en constante competencia con el resto del mundo, es usar de forma inteligente dicho conocimiento para:- Acceder a nuestros recursos geológicos (a todos ellos, aunque el contenido de este artículo esté centrado en los hidrocarburos), producirlos y aprovechar el valor añadido que poseen (en el caso de los hidrocarburos en España puede ser enorme).
- Diseñar y poner en práctica el seguimiento y control racional de las operaciones de exploración-producción de hidrocarburos no convencionales. La Administración debe realizar este cometido en cooperación con las empresas y basándose en el conocimiento que ya existe.
- NO DEBEMOS FRENAR NUESTRO DESARROLLO. NO DEBEMOS RENUNCIAR A LA TECNOLOGÍA NI AL CONOCIMIENTO La tecnología, el conocimiento y el progreso científico y técnico han sido siempre los mejores aliados de la humanidad para solucionar sus problema: los energéticos, los económicos, los relacionados con la producción de alimentos, los medioambientales, etc. Lo va a seguir siendo, cada día más, y en todos los campos del conocimiento humano. Lo tiene que seguir siendo, para bien de la humanidad en su conjunto. También en el campo energético y muy especialmente en el de la producción de hidrocarburos no convencionales. En este aspecto, España tiene una buena potencialidad y no podemos quedarnos atrás. La vida, la economía es ya, y lo va a seguir siendo, global. Tenemos que competir con todos los países del mundo; por lo tanto, tenemos que aprovechar todos los recursos que ellos aprovechen (y los que ellos no tengan y nosotros sí). Es una oportunidad extraordinaria, el riesgo es adoptar decisiones erróneas porque otros serán capaces de adoptar las correctas. No podemos frenar nuestro desarrollo: el conocimiento, la tecnología, la riqueza y la libertad (van de la mano) son el mejor legado que podemos dejar a nuestros descendientes. La pobreza, la ignorancia y la opresión son los peores (y también van de la mano).
- LOS HIDROCARBUROS NO CONVENCIONALES SON UNA MAGNÍFICA OPORTUNIDAD PARA ESPAÑA
En la situación económica en la que actualmente se encuentra nuestro país, se necesita de manera perentoria: atraer capital, generar riqueza y amortizar deuda.
Aprovechar nuestro potencial en hidrocarburos no convencionales debe ser un sumando en la consecución de dichos objetivos. Lo que como país necesitamos es:- Aprovechar el potencial de nuestros recursos naturales (específicamente los geológicos: hidrocarburos, mineros, hidrogeológicos, geotérmicos someros y profundos, almacenamientos geológicos profundos, etc.). Ahora más que nunca, tenemos que investigarlos y producirlos para generar riqueza.
- Aprovechar el potencial de la inversión extranjera. Si el sector industrial de los hidrocarburos no convencionales se desarrollase en España, sería un importante nicho de inversión extranjera. Es un aspecto positivo a todas luces. No tienen sentido las reticencias con que, en determinados foros y ocasiones, se trata a la inversión foránea. Ahora más que nunca nuestro país necesita inversión, la propiedad del capital es un aspecto secundario, en realidad siempre lo es, lo realmente importante es el empleo que crea y la riqueza que aporta.
En definitiva, en relación con los hidrocarburos no convencionales, como país no podemos desaprovechar esta oportunidad. Se trata de decidir entre progreso, desarrollo y creación de riqueza o estancamiento económico y expansión de la pobreza. No tendría que ser difícil para las autoridades, para los que lideran el país, saber cuáles son las decisiones acertadas y aplicarlas.
Para el resto de las personas, para la mayoría de los lectores de este artículo, que posiblemente desarrollen su actividad profesional (y vital) muy lejos del tema que aquí se trata, quizá puedan encontrar algo más difícil: decidir cuál debe ser el posicionamiento del país (y de las autoridades) al respecto.
Para unos y otros, para todos ellos, la modesta recomendación del autor de estas líneas es que piensen, que estudien, que imiten lo que al respecto hagan nuestros competidores industriales (Estados Unidos, Gran Bretaña, Alemania, Europa en su conjunto, Japón, China, etc.) y que no tomen decisiones peores que las que ellos adopten, porque si nuestras decisiones como país fuesen peores, las consecuencias serán nefastas para todos.
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