Texto: Cristina Sapalski y Manuel Regueiro
Que la geología tiene que ver con el arte lo hemos comprobado en el 35 aniversario de ARCO, que se celebró en IFEMA del 24 al 28 de febrero. En esta ocasión pudimos ver que son muchos los artistas que se inspiran en materiales o aspectos geológicos para realizar sus obras. A continuación hacemos un pequeño repaso de lo visto en esta edición, con la interpretación que los artistas dan de sus obras, dejamos al lector que forme su propia opinión.
El autor se ha inspirado en un muestrario de piedras de río que encontró en un depósito de materiales de construcción. Estos muestrarios le hicieron pensar en la comunicación, el intercambio, el despliegue, el orden, el accidente que confirma lo esperado y lo inesperado, los espacios o unidades en positivo y sus contrapartes en negativo. Disponer las piedras en estantes transmite la idea de “aquí estoy, esto soy, mírame, cómprame”, desplegados en una especie de retícula que se convierte en un sistema cartesiano de coordenadas.
En este montaje, el autor explora la historia de la conquista colonial, en especial la de su país, Holanda. Esta escultura figurativa, algo grotesca, realizada en materiales modernos, a menudo no reciclables, como la espuma de estireno recubierta de pintura de resina de sirope de colores vibrantes, el autor hace referencia a las figuras y los ropajes que aparecen en los cuadros de sus antecesores holandeses, como Johannes Vermeer, Rembrandt van Rijn, o Frans Hals.
Irene Grau es una caminante. Le gusta salir a andar porque es así como encuentra la inspiración para sus proyectos, todos ellos ligados con la naturaleza. La artista propone una especie de visita compuesta de muchos mapas para que la gente los coja y pueda llegar hasta la piedra. Se trata de una pieza muy reciente y tiene que ver con una línea de trabajo a seguir. Está relacionada con el trabajo presentado en PhotoEspaña, que parte de la señalización que ya existe, no de un proyecto artístico, sino de un código que se inserta en el paisaje como algo necesario para seguir esos caminos. Hace una intervención en uno de estos caminos que ya está señalizado. Es una invitación al paseo, porque el caminar es parte del proceso pictórico, entra dentro de lo que es pintar. Para ella andar y pintar es casi lo mismo.
Želibská, que pertenece a la generación progresista de autores de acción y conceptuales de finales de los 60 en Eslovaquia, re-evaluó específicamente los impulsos de las tendencias de la nueva vanguardia, el neo realismo francés y lo postmoderno. Participó en el nacimiento de arte ambiental en los 60, los objetos y las instalaciones a finales de los 80 y el video arte en los 90.
Los alumnos del master han realizado una investigación geológica sobre el paradero de un microcoche español (PTV 250 ) enterrado en la Feria del Campo en 1963. Localizaron a los protagonistas de la historia (familia Torres) y han desenterrado partes del automóvil como pieza clave en el desarrollo del proyecto. Para ello realizaron geofísica, calicatas y sondeos. El vehículo entero no se encontró, por estar desperdigadas sus partes en un radio amplio, pero la instalación recrea los estratos de las arenas arcósicas donde se encuentra e incluye los estudios, cajas de sondeos y piezas del coche.
Amondaraín es uno de los jóvenes pintores vascos con reconocimiento internacional que también recientemente se ha interesado por la fotografía digital y por otros procesos fotográficos, realizando obras de una gran calidad, en este caso de una bocamina.
Basándose en su formación de arquitecto, José Dávila refleja en sus montajes, sus obras de mezcla de medios, sus fotografías e instalaciones, el fracaso de los utópicos principios arquitectónicos modernistas. “Hay algo poético en el fracaso y en nuestras limitaciones”, dice, “porque vivimos con un modernismo que no se conserva, cuando vemos edificios que han sido abandonados o demolidos y otros que han sido mal remodelados”. Dávila tiene influencias de Donald Judd, Jannis Kounnellis, y Sol LeWitt.