TIERRA Y TECNOLOGÍA Nº 59 | DOI: https://dx.doi.org/10.21028/jfa.2022.05.24 Autor: Dr. José F. Albert. Ariki Travel, SL. (Colegiado nº 164).
El Vesubio es uno de los volcanes más peligrosos de Europa. En la actualidad, sus recortados 1.281 m se elevan altivos sobre la bahía de Nápoles, pero los napolitanos han aprendido desde siempre a convivir con su volcán y lo rodean de manera asfixiante en un abrazo cada vez más fuerte, como si estuvieran seguros de que nunca despertará de nuevo. Se equivocan.
Lo que pocos saben es que el Vesubio es un pequeño grano que le ha salido al gran volcán de Campi Flegrei, cuya enorme cámara magmática está agazapada bajo la bahía de Nápoles y respira a través de la zona de Pozzuoli, localidad costera situada 45 km al oeste de la capital (fig. 1). Se trata de un supervolcán cuya última erupción, hace unos 30.000 años, se admite que extinguió a los neanderthales. Pero esa historia la contaremos en el próximo capítulo…
Antes de abordar el tema arqueológico, veamos de manera muy resumida cómo funciona el mecanismo eruptivo en un volcán compuesto tipo Vesubio.
En la cámara magmática se almacenan lavas de tipo félsico (ácidas, ricas en sílice) y, por tanto, muy viscosas. Cuando la presión de los gases en la cámara es capaz de romper la masa sólida que tiene por encima, tiene lugar una repentina y potentísima explosión que fragmenta la roca suprayacente y la proyecta hacia la atmósfera en forma de columna eruptiva a 850º -1.100 ºC formada por tamaños de todo tipo: cenizas, piroclastos, bombas volcánicas, etc. Las bombas y piroclastos siguen trayectorias balísticas; las cenizas pueden sobrepasar los 20 km de altura y, ya en la estratosfera, se reparten según los vientos dominantes.
Este mecanismo da lugar a una enorme columna eruptiva tipo hongo que Plinio el Joven la describe como similar a la forma de un pino mediterráneo. Su copa está formada por las cenizas que se desparraman a altura kilométrica en función de los vientos dominantes (figs. 2 y 3).
En algún momento de la erupción, si la columna eruptiva es demasiado densa para ser proyectada a la atmósfera y generar convección, esta se desliza por las laderas del edificio volcánico en forma de flujo piroclástico: una densa nube de piedra pómez, cenizas y gases, mayoritariamente CO2 y vapor de agua, que se desplaza a más de 100 km/h a una temperatura comprendida entre los 250º y 800 ºC (fig. 4). En el caso de Pompeya y Herculano se calcula, por la magnetización remanente de sus clastos, que la temperatura se situó entre 340º y 440ºC. A esa temperatura, los fluidos del cuerpo se vaporizan de manera repentina y la muerte es tan instantánea que, según los médicos, debe resultar indolora. El volumen de materiales expulsados por el Vesubio en la erupción del año 79 se estima en 3,6 km³ y las cenizas se propagaron unos 50 km en dirección SE (fig. 5).
Pero eso no es todo. Si los materiales a 1.000ºC del volcán entran en contacto con agua (acuífero local, nieve de la cumbre, etc), se vaporiza de manera repentina creando otra onda de choque que puede arrancar nuevos materiales del cono volcánico. Se forma entonces una gran avalancha de barro denso (lahar) que puede arrastrar bloques de varias toneladas ladera abajo y volver a recubrir lo ya sepultado por el flujo piroclástico. No hay escapatoria; ni en la primera oleada ardiente, ni en la segunda de agua, barro y derrubios.
La erupción del año 79 no generó lahar. Las muertes se debieron a tres motivos: el primero, fue el flujo piroclástico allí por donde pasó, el segundo, los impactos balísticos de las rocas proyectadas y el tercero, los derrumbes ocasionados por el peso de los materiales al acumularse en los tejados.
La edad del Vesubio se estima en 17.000 años. Pero el primitivo Vesubio ya causó muertos en la prehistoria. Se han identificado con seguridad al menos cinco erupciones explosivas. La más conocida, ocurrida hace 3.500 años, fue de VEI 6 (VEI = Índice de Explosividad Volcánica. Escala logarítmica de 1 a 8) y generó unos extensos depósitos denominados “Pumitas de Avellino” que cubren gran parte del norte y oeste de la planicie napolitana, justo al contrario que la del año 79 (VEI 5) que afectó al este y al sur. En mayo de 2001 se descubrió un poblado del Bronce ubicado en Nola-Croce del Papa, 10 km al NNE del volcán, que resultó sepultado por un flujo piroclástico y un posterior lahar y en el que se encontraron dos cadáveres cubiertos por la erupción.
Este tipo de erupciones devastadoras se denominan plinianas en honor a Plinio el Viejo, que falleció en la erupción y a su sobrino e hijo adoptivo Plinio el Joven, que fue el primero en describirla. Esta es su historia:
Plinio el Viejo fue un romano enciclopédico, una especie de Leonardo: militar de caballería, ingeniero, gran naturalista, escritor…y muy respetado en su tiempo, además de muy crítico con Nerón.
El 5 de febrero del año 62, siendo Nerón emperador, tuvo lugar un fuerte terremoto con epicentro en Stabia (fig. 1) cuya magnitud se ha establecido entre 5 y 6 Richter, pero con una intensidad de X-XI en la escala de Mercalli. Pompeya, Herculano y la propia Stabia, quedaron tremendamente dañadas. Fue un precursor de la terrible erupción del 79, pero se sabe con certeza que en ese aciago año muchas casas seguían en reconstrucción, de manera que, afortunadamente, la zona estaba menos habitada de lo que era normal.
Ese año 79, Nerón ya había muerto. El emperador Vespasiano acababa de fallecer el 23 de junio de ese mismo año y su hijo Tito era el nuevo emperador. Plinio el Viejo, había sido nombrado almirante de la flota imperial del Tirreno, amarrada en el puerto del cabo Miseno, situado a escasos 10 km de Pozzuoli y a 50 km del Vesubio (fig. 1). En las zonas habitadas que rodeaban al Vesubio, cubiertas de viñedos, no había sensación de peligro. El Vesuvio actual no existía. Nadie sospechaba que aquella montaña semejante a las de Pozzuoli, de forma ovalada con crestas por los lados al ser un antiguo cráter de explosión, fuera un volcán. Según revelan los frescos de Pompeya y de Herculano, su forma era diferente según se viera desde una ciudad o de otra al tratarse de un cráter asimétrico. El fresco del larario (pequeño altar a los dioses lares en las casas romanas) de la casa de Aulo Rustio Vero, en Pompeya, es muy claro: a la derecha de un Baco cubierto de uvas aparece un cráter gris a ras de suelo y un fragmento triangular de la cresta de la caldera de explosión (fig. 6).
Pero un día del año 79, después de unos fuertes terremotos que se percibieron también en Miseno, aquella montaña que se llamaba Vesuvius o Vesbius, saltó por los aires generando una enorme caldera de explosión que los geólogos llamamos Somma, para distinguirlo del actual Vesubio. Como consecuencia del paroxismo, se generó una aterradora columna eruptiva de más de 15 km de altura. Plinio, gran naturalista, interpretó acertadamente el riesgo, y se embarcó en Miseno con sus cuatrirremes hacia el volcán para rescatar a quienes, con toda certeza, huían de la lluvia de cenizas, pero murió en el intento a causa de los gases desprendidos. Tenía 56 años.
Parece ser que en Roma corría el rumor, fomentado por Suetonio, historiador y amigo de Plinio el Joven, que su tío, al verse incapaz de salvar con sus naves a la gente que huía de la erupción, ordenó a un sirviente que lo ejecutara a modo de suicidio de honor. Ante tal rumor, otro amigo historiador, Publio Cornelio Tácito, le pidió a Plinio el Joven que le relatara cómo aconteció la muerte de su tío y padre adoptivo. Plinio le mandó dos maravillosas cartas que han llegado hasta nuestros días y describen al detalle la erupción y el relato de la muerte de su tío por efecto de los gases.
…A él le despertó y a los demás les hizo huir el olor del azufre, precursor de las llamas y estas llegaron luego. Se levantó apoyándose en dos siervos, pero cayó en seguida debido, a lo que creo, a que el vaho caliginoso le tapó la respiración y le cerró el estómago, que tenía muy delicado y propenso al vómito. Cuando nuevamente se hizo de día su cuerpo fue hallado intacto y tal como iba vestido; pero más tenía el aspecto de dormir que de estar muerto.
La erupción del año 79 se cataloga como de VEI 5, pero queda un aspecto por dilucidar: la fecha exacta de su inicio.
Como sucede con tantos otros textos clásicos, los originales se han perdido y solo quedan las copias que se realizaban en los monasterios. En el caso de las cartas de Plinio el Joven, la copia que se considera más antigua (1498) es la del códice Laurenciano Mediceo que se halla en la Biblioteca Vaticana. En el folio 87 se lee que la erupción tuvo lugar « nueve días antes de las calendas de septiembre ». En el calendario romano la calenda era el primer día de cada mes, por tanto se trata del 24 de agosto del año 79 (si no os cuadra es porque los romanos contaban todos los días, tanto el inicial como el final). Como norma, la copia más antigua es la que se considera válida, dado que las sucesivas copias pueden sumar errores de transcripción acumulados. Esta es la fecha que siempre se ha mantenido para la erupción.
No obstante, en la biblioteca estatal Girolamini de Nápoles se encontró el códice Oratonianus, escrito tres años después, en 1501, que habla de las calendas de noviembre y no de septiembre, traspasando la fecha de la erupción al 24 de octubre. ¿Qué fecha era la cierta?
El historiador y político romano Dion Casio, 150 años después, escribió que la erupción ocurrió al final del período de cosecha (entre agosto y noviembre). No obstante, su testimonio siempre se valoró inferior al de Plinio.
Herculano se descubrió en 1738 y Pompeya diez años después. Ya en 1793 el obispo y filólogo napolitano Carlo Maria Rosini apuntó la hipótesis de la erupción en tiempo frío por la aparición de frutos otoñales. Con posterioridad, quien fuera director de las excavaciones de Pompeya entre 1875 y 1893, Michele Ruggiero defendió el mismo planteamiento…pero siempre prevaleció la transcripción de la Biblioteca Vaticana..
El abordaje científico de la discordancia de fechas se inició en 1990 con Umberto Pappalardo y la Arqueología llegó presta a resolver el enigma a través de diversos descubrimientos, cuyo conjunto resulta definitivo y concluyente:
- en algunas casas de Pompeya y Herculano se han encontrado braseros (casa de Menandro, casa de los Amantes castos, casa de Julia Felix…). No es un dato concluyente, porque podían ser elementos decorativos en verano (fig. 7).
2. los calcos de yeso indican, en muchos casos, vestimentas pesadas de lana, como la aparecida en noviembre de 2020 (fig. 8) Tampoco es concluyente, porque podían servir para protegerse de la caída de piroclastos y fragmentos de mayor tamaño
3. Presencia de numerosos restos de frutos más o menos carbonizados en casas y tabernas: castañas, bayas de laurel, nueces y serbas…todos ellos típicos otoñales; higos y ciruelas secas, que se consumen siempre en otoño-invierno; también unos pocos dátiles, llegados necesariamente de Africa, donde se recolectan en octubre. Y hasta 10 quintales de granadas encontradas en una villa de Oplontis puestas a secar entre cuatro capas de esteras. Sabemos que se recolectaban entre fin de septiembre y octubre, antes de la llegada de las primeras lluvias otoñales, de este modo se completaba su maduración en ambiente protegido.
4. La vendimia se había terminado. Los romanos maduraban el vino recién recolectado en unas grandes vasijas de terracota hundidas en el suelo hasta el cuello, denominadas dolia. El mosto recién prensado se dejaba fermentar durante un mes. Si el proceso de fermentación resultaba correcto, las dolia se tapaban y sellaban. En Villa Regina, una importante hacienda agrícola de Boscoreale, se encontró un importante tesoro de plata, hoy expuesto en el Louvre, pero además un gran número de dolia cubiertas por las cenizas del Vesubio, llenas y selladas (fig. 9). Si la vendimia, como ahora, tenía lugar en septiembre, las dolia fueron cerradas como máximo a finales de octubre o principios de noviembre. La erupción, por tanto, tuvo que ser posterior. No es concluyente porque el vino podía ser de otro año…
Veamos ahora las dos pruebas irrefutables que cierran la discusión:
5. El 7 de junio de 1974, en un pasillo de la Casa del Brazalete de Oro de Pompeya aparecieron los cadáveres de una familia que intentaba huir. El brazalete de 610 g. de oro que llevaba una de las víctimas da nombre a la mansión. Una de las mujeres se encontró con su hijo en brazos y en una mano llevaba una pequeña caja con un anillo, una gema, 40 áureos y 180 denarios de plata. Este pequeño tesoro numismático se depositó en el Museo Arqueológico de Nápoles y quedó olvidado hasta que en 2006 las monedas fueron estudiadas por la arqueóloga Grete Stefani. Una de estas monedas de plata resultó ser la prueba definitiva…
Se trata de un denario del reinado de Tito, que sucedió a su padre Vespasiano fallecido el 23 de junio del mismo año 79. En el anverso se representa la cabeza de Tito hacia la derecha, coronada de laurel y acompañada de la leyenda IMP TITVS CAES VESPASIAN AVG P M. (Emperador César Vespasiano Augusto Pontífice Máximo). En el reverso aparece un capricornio sobre un globo y el resto de la titulación imperial: TR P VIIII IMP XV COS VII P P (con la Potestad Tribunicia por novena vez, aclamado Emperador por la XV vez, Cónsul por la VII vez, Padre de la Patria) (fig. 10)
Las monedas de los flavios son las más comunes en Pompeya y Herculano, pero esta correspondía a una emisión que por su leyenda IMP XV podía datarse en septiembre del año 79 dado que la decimoquinta aclamación imperial de Tito, sabemos que ocurrió ese mes de septiembre. La erupción, por tanto, no pudo ser en agosto.
6. En 2018 apareció la segunda prueba definitiva. Se trata de un graffiti escrito con carbón en una pared (fig. 11) que contiene la fecha XVI. K NOV (ante diem XVI Kalendas Novembres) o sea, el decimosexto día antes de las kalendas de noviembre (17 de octubre). No consta el año, pero ha de ser un texto muy cercano a la erupción (una semana antes) porque escrito a carbón se habría borrado rápidamente, de no haber estado casi 2.000 años cubierto de ceniza.
Que cada cual saque sus propias conclusiones, pero todo apunta a que el primer códice vaticano tiene un error de transcripción que ha perdurado hasta nuestros días. La catastrófica erupción del Vesubio comenzó, pues, al medodía del 24 de octubre del año 79.
Después de la erupción, el Vesubio cambió de forma. La mitad del antiguo edificio voló por los aires dando lugar a la actual caldera del Somma. En su interior nació un nuevo cono, que ha ido creciendo con las sucesivas erupciones que han tenido lugar después de la del año 79. Es lo que en la actualidad se conoce como el edificio Somma-Vesubio que, visto desde Pompeya, aparece como un volcán de doble edificio (fig. 12).
La historia eruptiva de sus 17.000 años de existencia se resume de la siguiente manera:
- 17.000 BP: erupción de las Pumitas Basales (VEI 6). Una de las 8 mayores explosiones plinianas con flujos piroclásticos registradas en el mundo en los últimos 17.000 años
- 15.000 BP: erupción de las Pumitas Verdosas (VEI 5). Pliniana con flujos piroclásticos.
- 11.400 BP: erupción de Lagno Amendolare. (VEI 5). Pliniana con piroclastos de caída
- 8.500 BP: erupción de las Pumitas de Mercato (VEI 6). Pliniana con flujos piroclásticos
- 5.000 BP: dos erupciones menores que las de Avellino
- 3.500 BP: erupción de las Pumitas de Avellino (VEI 6). Pliniana con flujos piroclásticos y lahar. Edad del Bronce.
- 79 dC: erupción histórica de Pompeya y Herculano (VEI 5). Pliniana con flujos piroclásticos.
- 203 dC : erupción referida por el historiador Casio Dion.
- 472 dC: erupción de Pollena. Pliniana. Las cenizas llegaron a Constantinopla.
- 512 dC: la erupción fue tan desastrosa que Teodorico el Grande, rey godo de Italia, eximió de impuestos a toda la zona afectada.
- Nuevas erupciones en: 787, 968, 991, 999, 1007 and 1036, esta última con importantes flujos de lava.
- 1631: en diciembre comenzó otra gran erupción, que incluyó importantes flujos de lava. A continuación, un descomunal lahar de barro aumentó la devastación. Murieron unas 3.000 personas y muchos pueblos de alrededor quedaron sepultados.
- Desde entonces la actividad no ha cesado y se han producido severas erupciones los años 1660, 1682, 1694, 1698, 1707, 1737, 1760, 1767, 1779, 1794, 1822, 1834, 1839, 1850, 1855, 1861, 1868, 1872, 1906, 1926, 1929.
- La erupción del 5 de abril de 1906 mató a más de 100 personas y proyectó las mayores coladas de lava jamás vistas en el Vesubio. La ciudad de Nápoles y muchos pueblos de alrededor quedaron devastados. El Gobierno italiano estaba preparando las Olimpiadas de Verano de 1908 y el volcán destruyó todas las instalaciones en construcción. Hubo que buscar un nuevo emplazamiento.
- Desde 1913 hasta 1944 el volcán mantuvo siempre una cierta actividad llenando su cráter de lava humeante, aunque sin consecuencias, salvo las erupciones de 1926 y 1929.
- La última gran erupción tuvo lugar en marzo de 1944, durante la II Guerra Mundial, con Nápoles ocupada por los americanos. La casualidad quiso que en el aeródromo de Terzigno, próximo a Pompeya, estuviera ocupado por el 340 escuadrón de bombarderos medios de la USAF integrado por B-25 Mitchell. Quedaron fuera de servicio 88 aparatos, a la vez que se destruyeron completamente los pueblos de San Sebastiano al Vesuvio, Massa di Somma, Ottaviano y una parte de San Giorgio a Cremano. La mayor explosión tuvo lugar el 18 de marzo. Existen numerosas fotos y películas obtenidas por los soldados americanos (fig. 13).
Conclusiones
La Geología siempre suele ir en ayuda de la Arqueología, pero en este caso ha sido al revés. La precisión en la datación de la erupción del Vesubio se ha logrado gracias a la minuciosa labor de observación de los arqueólogos.
Otra lección importante es que, como suele ser costumbre, se suele preferir siempre el texto correspondiente a la copia más antigua manuscrita. Pero el error de transcripción puede producirse independientemente del espacio y del tiempo. En este caso el error histórico ha residido en aferrarse a esta norma, despreciando los primeros indicios arqueológicos. La erupción tuvo lugar al mediodía del 24 de octubre del año 79 dC.
Hemos visto la peligrosidad del Vesubio y la confianza de los napolitanos respecto a su volcán, pero el verdadero monstruo duerme agazapado en profundidad a tan solo 25 km del Vesubio, entre Pozzouli y el cabo Miseno, donde Plinio tenía su flota. Se trata del supervolcán de Campos Flegreos, que respira a través del cráter de la Solfatara en Pozzuoli, e hincha sus pulmones elevando y descendiendo respecto al nivel del mar el mal llamado templo de Serapis. Acompañan al supervolcán el lago Averno, puerta de entrada al infierno mitológico y la cueva de la sibila de Cumas, la más importante de la Antigüedad, que acompañó al troyano Eneas por el inframundo para visitar a su padre Anquises. ¡Si el infierno existe, está ahí debajo!. En nuestra próxima Historia de Volcanes os lo explicaremos…
Para saber más…
- Plinio el Joven (79 dC).- https://almacendeclasicas.blogspot.com/2012/11/el-testimonio-de-un-pompeyano.html
- Publio Cornelio Tacito (1965).- Annali. Club del Libro. Milano.
- Angela, Alberto (2016).- I tre giorni di Pompei. Edit. Rizzoli- Milano, 490 pp. ISBN: 978-88-17-08352-2
- Beard, Mary (2009).- Pompeya. Historia y Leyenda de una Ciudad Romana. Edit. Crítica-Barcelona, 499 pp. ISBN: 978-84-9892-000-0
- Carey, S.; Sigurdsson, H. (1987).-Temporal variations in column height and magma discharge rate during the 79 aD eruption of Vesuvius. Geological Society of America Bulletin, 2, vol. 99, pp.303-314.
- Cioni, R.; Gurioli, L.; Lanza, R.; Zanella, E. (2004).- Temperatures of the AD 79 pyroclastic density current deposits (Vesuvius-Italy). Journal of Geophysical Research, v.109, B-02207.
- Gurioli, L.; Pareschi, M.T.; Zanella, E.; Lanza, R.; De Luca, E.; Bisson, M. (2005).- Interaction of pyroclastic density currents with human settlements: evidence from anciebt Pompeii. Geology, v. 33, pp. 441-444
- Rolandi, G; Paone, A; Di Lascio, M.; Stefani, G. (2007).- The 79 AD eruption of Somma: the relationship between the date of the eruption and the SE tephra dispersion. Journal of Volcanology and Geothermal Research, vol. 169, pp. 87-98
- Sigurdsson, H.; Cashdollar, S.; Sparks, R.J. (1982).-The eruption of Vesuvius in AD 79: reconstruction from historical and volcanological evidence. American Journal of Archaeology, vol. 86, pp.39-51